El Gobierno iraní se desmarcó este lunes del sabotaje a cuatro buques petroleros en un puerto emiratí y denunció una conspiración para crear inseguridad en el golfo pérsico, ante el temor a convertirse en el blanco de un eventual ataque.
Aunque Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, dos de cuyos barcos resultaron dañados el domingo, no responsabilizaron directamente a su principal rival regional, Irán prefirió salir al paso de las insinuaciones y acusar a “malhechores y terceras partes”.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Abas Musaví, advirtió contra “los complots de los malhechores para perturbar la seguridad regional”.
También pidió “la vigilancia de los estados regionales frente a cualquier aventura de elementos extranjeros”, en una probable alusión a Israel, que presiona para que Estados Unidos actúe con puño de hierro contra Irán.
Musaví exigió, además, que se aclaren “las dimensiones exactas” del incidente en el mar de Omán, que calificó de “alarmante y lamentable”.
El incidente ocurrió el domingo al este del emirato de Fujairah, donde algunos medios locales informaron que se habían registrado fuertes explosiones, aunque el Gobierno emiratí habló simplemente de “operaciones de sabotaje”.
Las autoridades emiratíes llamaron a la comunidad internacional a “asumir las responsabilidades” de evitar tales acciones por parte de “quienes intentan socavar la seguridad del tráfico marítimo”.
A su vez, el ministro de Energía saudí, Jalid al Falih, indicó que dos petroleros saudíes que estaban en ruta a través del golfo Pérsico sufrieron “daños significativos”, aunque no víctimas entre sus tripulantes.
El incidente se produce en un momento de repunte de la tensión entre Irán y Estados Unidos en el golfo Pérsico y puede ser usado como excusa para tomar nuevas medidas contra el país persa.
Según el presidente de la comisión de Seguridad Nacional y Política Exterior del Parlamento iraní, Heshmatolah Falahatpisheh, podría tratarse de “un sabotaje por parte de terceros cuyos intereses están protegidos cuando la región es insegura”.
Falahatpisheh advirtió en declaraciones a la agencia oficial IRNA de los intentos de algunas partes como Israel o Arabia Saudí de “empujar la situación hacia un conflicto” y aprovecharse de la actual tensión ya que, a su juicio, Irán y Estados Unidos “podrían manejar la crisis por sí solos”.
En la última semana, Estados Unidos ha enviado al golfo Pérsico el buque de asalto anfibio USSArlington, misiles Patriot, el portaaviones USS Abraham Lincoln y bombarderos, en el marco de su estrategia de hacer frente a la tensión con Irán.
Pese a este despliegue militar, los Guardianes de la Revolución de Irán aseguraron ayer que no ven probable una guerra con Estados Unidos y que, en caso de ataque, tienen la capacidad responder con firmeza.
Además, las autoridades iraníes han amenazado con bloquear el estratégico estrecho de Ormuz, por el que cruza una gran parte del crudo mundial, si las sanciones impuestas por Estados Unidos tras retirarse del acuerdo nuclear de 2015 impiden sus exportaciones de petróleo, vitales para la economía del país.
Washington anunció en abril el fin de las exenciones que había concedido a ocho naciones o territorios para que siguieran comprando petróleo a Irán.
Debido a las sanciones estadounidenses y el fracaso del resto de firmantes de acuerdo nuclear (Rusia, China, Francia, el Reino Unido y Alemania) en contrarrestarlas, Irán informó el pasado miércoles que suspende la aplicación de algunos de sus compromisos nucleares.
Ante esta situación, la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, insistió hoy en que “el diálogo es la única y mejor manera” de abordar las diferencias con Irán y de “evitar una escalada de tensiones en la región”.