El partido político que surgió de la desmovilizada guerrilla de las FARC acusó el miércoles a la extrema derecha de los asesinatos sistemáticos de sus militantes y dijo que pese a los ataques continuará en el proceso de reintegración a la sociedad acordado en el acuerdo de paz.
El pronunciamiento de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) se produjo un día después de la muerte en un ataque a tiros en una ciudad del suroeste de Colombia de Jorge Enrique Corredor, el excomandante de más alto rango que pierde la vida en forma violenta desde que se firmó el acuerdo de paz en noviembre de 2016.
“Nosotros no dudamos de señalar a sectores de ultraderecha y a sectores paramilitares muy ligados a organismos de seguridad del Estado, quienes están detrás de estos asesinatos”, dijo en una conferencia de prensa el senador de la FARC, Pablo Catatumbo, sin revelar pruebas de lo que llamó “una guerra sucia”.
Al menos 139 exguerrilleros de la desmovilizada guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia han sido muertos en ataques en diferentes regiones del país después que se firmó el acuerdo de paz para acabar un conflicto de más de medio siglo que ha dejado 260.000 muertos y millones de desplazados.
“Sin lugar a dudas, hay sectores que quieren llevar el acuerdo de paz a una encrucijada que pueda desembocar en un nuevo ciclo de violencia, de consecuencias incalculables para toda la nación”, sostuvo por su parte el presidente del partido FARC, Rodrigo Londoño.
“Colombia debe saber que quienes firmamos el acuerdo de paz por parte de la insurgencia, no vamos a desfallecer en el propósito de buscar el camino que nos lleve a la reconciliación y la convivencia pacífica”, agregó Londoño en la conferencia de prensa en Bogotá.
Bajo los términos del acuerdo unos 13.000 integrantes del grupo rebelde, incluidos más de 6.000 combatientes, depusieron las armas y conformaron el partido político FARC como parte de su proceso de reintegración a la sociedad.
Dirigentes de las FARC han advertido de un plan de exterminio como sucedió en la década de 1980 con la izquierdista Unión Patriótica.
Más de 3.000 militantes de ese partido, incluidos dos candidatos presidenciales, cinco congresistas, además de alcaldes, concejales y diputados, murieron en el marco de una campaña atribuida a paramilitares de ultraderecha apoyados por algunos efectivos de las Fuerzas Armadas. Reuters