Opinión

La tragedia argentina

Por Mauricio Botero Caicedo
Cuentan que en una de sus reuniones, Joseph Stalin (el sangriento dictador soviético que dominó a la Unión Soviética entra la muerte de Lenin en 1924, y su propia muerte en 1953), solicitó que le trajeran una gallina. Stalin agarró fuerte con una mano a la gallina y con la otra empezó a desplumarla. La gallina, desesperada por el dolor, intentó fugarse, pero no pudo. Así logró quitarle todas las plumas.

Stalin les dijo a sus ayudantes y secretarios: “Ahora observen lo que va a suceder”. Puso a la gallina en el suelo, se alejó de ella un poco y agarró en su mano un puñado de trigo mientras sus colaboradores observaban asombrados cómo la gallina, asustada, dolorida y sangrando, corría detrás del dictador tirano mientras este le iba tirando puños de trigo y daba vueltas por la sala.
La gallina perseguía al dictador ruso por todos lados. Entonces, Stalin miró a sus ayudantes y secretarios que estaban totalmente sorprendidos, y les dijo: “Así de fácil se gobierna a los estúpidos. ¿Ven cómo me persigue la gallina a pesar del dolor que le he causado? Así son la mayoría de los pueblos, siguen votando a sus gobernantes y políticos a pesar del dolor que les causan por el simple hecho de recibir un regalo barato, una promesa estúpida o algo de comida para uno o dos días”.

Y lo que hizo Stalin con la Unión Soviética, que con tanta precisión describe la anécdota de Stalin, es exactamente lo mismo que está pasando en Argentina. El ‘Peronismo’, se adueño de la nación austral a tal nivel que los argentinos siguen votando a los políticos ladrones y corruptos como Cristina Fernández de Kirchner, a pesar de tener todas las pruebas y evidencias de que los ‘peronistas’no pasan de ser una banda de forajidos.