Por: Luis Eduardo Forero Medina
De acuerdo al Ideam la tormenta es la manifestación extrema de la inestabilidad atmosférica; que junto con las inundaciones y las olas de calor son los desastres naturales que producen la mayor parte de víctimas fatales;
así como daños sobre redes eléctricas con la consecuente interrupción temporal del servicio; caída de árboles, de vallas publicitarias, voladura de techos, tejas, láminas de zinc y otros objetos; habiéndose duplicando en el mundo las cifras de tales desastres durante los últimos 40 años.
En el Atlántico las tormentas son conocidas como huracanes, tifones en el Pacífico y ciclones en el Índico. Los conceptos de tormenta tropical, ciclón, huracán y tifón, aunque diferentes, describen el mismo tipo de desastre, indica la centenaria Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. En los huracanes la velocidad media en un minuto es de 118 km/ (74 millas por hora-64 nudos). Las tormentas las clasifica el Ideam en las de masa de aire y las frontales; toda gran tormenta consiste en una aglomeración de “células tormentosas”.
Las muertes por rayos generados en tormentas siguen siendo altos en Brasil y Colombia (departamentos de Cundinamarca, Caldas, Antioquia, Santander y Bolívar); siendo nuestro país donde existe mayor propensión a los rayos. El lago de Maracaibo (en Venezuela), la “capital” de los relámpagos en la tierra, recibe 300 tormentas eléctricas cada año; el Catatumbo, ostenta el récord mundial de 250 rayos por kilómetro cuadrado y unos 1,6 millones de relámpagos por año. Las tormentas fueron el tipo más mortal de desastres meteorológicos en el planeta, con un saldo de 242.000 víctimas mortales o el 40 por ciento de las muertes ocasionadas por estos desastres naturales. En los países de ingresos más bajos fue donde sucedieron el 89 por ciento de esos decesos. A comienzos de este año miles de refugiados sirios en el Líbano (Oriente Próximo), fueron obligados a huir después de que la tormenta Norma azotara varias regiones del país. En 2018 se calcula que más de 12.8 millones de personas resultaron afectadas por las tormentas y descarga atmosférica (rayo) ocurridos; tragedias de las cuales registraron 1.593 muertes; aunque en este tipo de desastres se supone que serían más las víctimas por las personas que terminan en el mar y jamás son halladas. El año 2013 fue desastroso para el mundo cuando el tifón Haiyan o Yolanda golpeó Filipinas en el mes de noviembre; y en 2008 el ciclón Nargis, que a su paso ocasionó unos 78 000 muertos y más de 50 000 personas desaparecidas.
Las tormentas ocurridas el año pasado, como la originada por los huracanes Florencia y Michael y el tifón Jebi, serían los desastres más costosos ocurridos. Los nombres de las tormentas tropicales son actualizados por un comité internacional de la Organización Meteorológica Mundial (OMM); la lista usada en 2019 se empleará nuevamente en 2025. En las dos décadas pasadas, registraron más siniestros de ese orden, Estados Unidos y Asia; EE UU con 472 infaustos y el continente asiático con la mayoría (China, 441; India, 288; Filipinas,274 e Indonesia, 163), según la Oficina de la ONU para la Reducción de Riesgos de Desastres (UNISDR). Esto porque “son los más grandes. Tienen la población más grande, la geografía más grande”, dijo una vez la Sra. Margareta Wahlström, directora de la UNISDR.
Este año, Andrea fue la primera tormenta, se formó el 21 de mayo. Ordinariamente las tormentas surgen en tiempos de lluvia, empero se pueden formar también fuera de temporada, porque son imprevisibles; por lo que cada alcalde debe contar con la mejor gestión del riesgo de desastres, y la autoridad respectiva estar permanentemente informado de tormentas intensas que pueden causar impactos por vientos fuertes; e “identificar espacios alternativos para los desplazados alojados en escuelas de manera que las clases puedan reanudarse”. La Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales cuenta entre otras ayudas con un cazador de tormentas, una cámara sensible en la Universidad del Magdalena, dirigida hacia el centro del país, “y otra mucho más especializada en Barrancabermeja, en la UIS, que detecta rayos con velocidades de hasta 5.000 cuadros por segundo”.
Son otras consecuencias de las tormentas la afectación a la pesca artesanal y deportiva; y a la navegación marítima y aérea. En punto a lo último la estatal colombiana, El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam; puntualiza que “El vuelo por encima de una tormenta requiere consideración aparte; puede representar un problema para ciertos tipos de aeronave, especialmente en los trópicos. Las tormentas frontales se hallan, con frecuencia, enmascaradas por extensos sistemas nubosos. Esto dificulta su detención visual. El vuelo por debajo de un sistema nuboso puede resultar impracticable en ciertas situaciones, particularmente en regiones montañosas. Pueden aparecer condiciones peligrosas en un aeropuerto por paso de una tormenta. En tal caso suele ser ventajoso diferir la aproximación y aterrizaje hasta que la tormenta se haya despejado. Análogamente, no debe intentarse el despegue si hay riesgo de volar en las proximidades de una célula tormentosa antes de haber completado la subida inicial”.
Conforme al Banco Mundial los peligros relacionados con el agua, como inundaciones, tormentas y sequías, son responsables de 9 de cada 10 desastres naturales.
@luforero4