Brasil prohibió este jueves por dos meses las quemas en campos y forestas para tratar de poner fin a los incendios en la Amazonía, una medida recibida con escepticismo y que muchos atribuyen al desmonte de políticas ambientales del presidente Jair Bolsonaro.
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, planteó la posibilidad de organizar una reunión específica sobre la Amazonía, donde “la situación es evidentemente muy grave”, al margen de la Asamblea General de la ONU en septiembre.
La cancillería brasileña indicó a la AFP que no había tenido ningún contacto con Guterres sobre el tema. “Por lo tanto, no estamos al tanto de la propuesta”, agregó.
“En todo caso, sería importante que las autoridades extranjeras conociesen mejor la política ambiental brasileña y se informasen en particular sobre la situación en la Amazonía y sobre las medidas adoptadas para combatir los incendios, antes de proponer nuevas iniciativas”, subrayó el Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño.
La polémica internacional se exacerbó después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, planteara acordar un “estatuto internacional” para esta región de 5,5 millones de km2 (dentro de Brasil), esencial para el equilibrio de los regímenes de lluvia y la retención de carbono.
Los países del G7 ofrecieron 20 millones de dólares para los países amazónicos afectados por los incendios, pero Brasil -el mayor de ellos- condicionó la aceptación a que Macron se “retracte” por haber dicho que Bolsonaro “mintió” en sus compromisos de preservación ambiental y haber evocado la concesión de un “estatuto internacional” a la región. AFP