Movimientos indígenas y sindicatos de Ecuador iniciaron el miércoles una huelga nacional ante la negativa del presidente Lenín Moreno a dar marcha atrás con medidas de austeridad que desencadenaron los peores disturbios en una década.
En el séptimo día de protestas, miles de sindicalistas e indígenas avanzaban por el centro histórico de la capital Quito gritando consignas hacia el Palacio de Gobierno, que estaba rodeado de militares y policías, según testigos de Reuters.
Guayaquil, ciudad a la que Moreno trasladó su gobierno, estaba cercada por fuerzas de seguridad para evitar el ingreso de manifestantes, algunos de los cuales protagonizaron saqueos y vandalizaron edificios públicos en distintos puntos del país.
Las manifestaciones estallaron la semana pasada cuando Moreno puso fin a los subsidios al diésel y la gasolina extra, que han estado vigentes por décadas, en el marco de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 4.200 millones de dólares, con el que buscan reducir un abultado déficit fiscal.
“Lo que hizo el gobierno es dar un premio a la gran banca, a los capitalistas del país y un gran castigo a los ecuatorianos pobres”, dijo Mesías Tatamuez, presidente del Frente Unitario de Trabajadores (FUT), que aglutina a varios sindicatos del país.
“Llamamos a todos a la huelga, a los que están en contra del FMI que es el otro culpable de esta crisis”, agregó la tarde del martes a periodistas.
La organización indígena CONAIE, que ha movilizado a unos 6.000 miembros, dijo que el gobierno de Moreno se comportaba “al puro estilo de una dictadura militar” por declarar un estado de excepción y luego un toque de queda nocturno en algunas áreas.
Las protestas comenzaron afectar la producción petrolera de la pequeña nación. El Ministro de Energía, Carlos Pérez, dijo que hasta el miércoles registraba una pérdida acumulada de 232.000 barriles de crudo, debido a la suspensión de la operación en nueve bloques petroleros por las protestas.
Moreno, quien asumió el cargo en el 2017, ratificó a última hora del martes que mantendrá vigente las medidas aunque dijo que está abierto al diálogo para buscar medidas de compensación a sectores afectados y no renunciará a la presidencia.
Las autoridades han arrestado a cerca de 700 personas y docenas de policías han resultado heridos. Organizaciones de Derechos Humanos locales denunciaron el miércoles que 83 personas, incluidos adolescentes y mujeres, se encuentran “irregularmente detenidas” en un cuartel policial.
El Gobierno reconoció que mantiene diálogos con el movimiento indígena bajo el acompañamiento de las Naciones Unidas, la Iglesia Católica y rectores de universidades.
“Este es un gobierno de paz que toma decisiones, seguirá tomando decisiones, pero que tiende la mano. Aspiro que hoy podamos continuar la mesa de diálogo convocado por la ONU, con la Conferencia Episcopal”, dijo José Agusto Briones, secretario de la presidencia de Ecuador a un canal de televisión.
Moreno ha acusado al expresidente Rafael Correa, en cuyo gobierno fue vicepresidente, de intentar un golpe de Estado con ayuda del mandatario venezolano Nicolás Maduro.
Correa, desde Bélgica, negó la acusación y Maduro hizo lo propio desde Venezuela.
Moreno cuenta con el apoyo de la élite empresarial, las Fuerzas Armadas y no tiene una oposición fuerte, pero su popularidad ha caído a niveles de menos el 30% en dos años de gobierno. Reuters