Por: Diego Calle Pérez.
A casi ningún ciudadano se le escuchan teorías del estado, ni siquiera hace referencia a la propia constitución política de su nación.
El federalista, tal vez el más acertado por algunos países y los ha convertido en naciones con desarrollo en todos los factores que pueden medir sus componentes sociales, económicos, políticos y culturales. Tres puntos son los referentes de un gobierno federalista: el poder reside en el pueblo, todos los individuos son iguales, el derecho a la rebelión es inalienable.
La influencia de la Revolución Francesa con Montesquieu y Juan Jacobo Rousseau son atractivos para muchos y contradictorios a su vez. El primero teoriza en la separación de poderes y el segundo en su obra el contrato social. Hobbes, critica la postura de Montesquieu en la separación de poderes por funciones. Tomas Hobbes y Jhon Locke, el primero, en su libro el Leviatán estable que el estado debe proteger los derechos del ciudadano y el estado les regresa los que quiere. Locke por su parte, plantea que los hombres tienen derecho a revelarse y los ciudadanos no le entregan todos los derechos al estado, creando las garantías individuales.
El pensamiento moderno de Nicolás Maquiavelo, con sus acuñadas frases como: “mejor ser temido, que ser amado” y “el fin justifica los medios” y aparece Juan Bodino con un aporte fundamental como el de soberanía que define al estado como tal.
Por más de 10 siglos, en la edad media, el pensamiento político estuvo concentrado en la Iglesia Católica destacando a Tomas de Aquino y San Agustín como los más destacados representantes, aunque la lista es enorme y si nos detenemos en la saga de los Borgia, daría a otros escritos de este estilo de tema.
Con respecto a la herencia romana, sigue vigente el pensamiento de Polibio y Cicerón, con el gobierno mixto, el senado es la aristocracia, que los vemos en el capitolio, el consulado es la monarquía, que los vemos en los cargos públicos y los comicios la democracia, la ejercida en las urnas.
El pensamiento político de Platón se ve reflejado en leyes y la “república” en un estado ideal, gobernado por filósofos reyes, con tres claves de hombres: la clave de oro, la de plata y de bronce. Aristóteles es uno de los primeros en separar las tres formas clásicas de gobierno: Monarquía, Aristocracia y Democracia, y además en establecer la degeneración en que caen esas tres formas de gobierno: Tiranía, Oligarquía y Demagogia; respectivamente.
No hay un punto de origen de las teorías del estado, desde los presocráticos ya existía un pensamiento político. Es por ello que es fundamental, para los que tanto se creen saber de política, vuelvan a releer, como escribe Estanislao Zuleta, a los grandes teóricos del estado. Seguramente, muchos de los que se quemaron en estas elecciones, no leyeron nada de teorías y por eso no pudieron volver a ejercer como mandatarios. Muchos han creído que por haber gobernado el pueblo, que ya conocen, la ciudadanía no se prepara y analiza y los electores salieron a la urna, más analistas que las teorías de estado.