Keiko Fujimori, la líder de la oposición en Perú, salió de la cárcel donde estaba en régimen de prisión preventiva desde hacía casi trece meses entre vítores de cientos de seguidores que armaron una fiesta frente al centro penitenciario con globos e incluso fuegos artificiales.
La hija del expresidente Alberto Fujimori afrontará en libertad el resto de la investigación que le sigue dentro del caso de corrupción Lava Jato por presunto lavado de dinero en la financiación de sus campañas electorales, gracias a un polémico fallo del Tribunal Constitucional que anuló la prisión preventiva.
En la puerta de la cárcel le esperaban su esposo, el estadounidense Mark Vito, que 18 días atrás se había declarado en huelga de hambre para reclamar su liberación, acompañado de dirigentes del partido fujimorista Fuerza Popular y los centenares de seguidores que estallaron de alegría al verla en persona.
El evento más doloroso de su vida
En sus primeras declaraciones a la prensa, Fujimori dijo que este tiempo en prisión ha sido “el evento más doloroso de mi vida” y que ha tenido la oportunidad de “reflexionar y pensar sobre las cosas que he podido hacer mejor”.
La excandidata presidencial agregó que el Tribunal Constitucional corrigió un proceso “lleno de abusos y arbitrariedades y lo que me corresponde es seguir enfrentando esta investigación, seguir colaborando con la justicia”.
Fujimori pidió además “dejar de lado los odios, diferencias y trabajar juntos, siguiendo hacia adelante”.
También agradeció a Dios por darle fuerzas para resistir, a su esposo e hijas, a su abogada, a sus militantes y simpatizantes que hoy la esperaron en la puerta del penal.