–El día era soleado en Medellín y el reloj marcaba las 11:00 de la mañana, cuando el Presidente Iván Duque llegó al punto de encuentro, el Parque Club Comfenalco de Guayabal, donde este sábado socializó los beneficios de la reducción de los aportes a salud para los pensionados que devengan hasta dos salarios mínimos, apoyo que se vinculó en la Ley de Crecimiento Económico.
Allí lo esperaban los beneficiarios. Uno a uno, el Jefe de Estado los saludó. “Gracias, Presidente, usted nos cumplió”, le dijo una pensionada que se fundió con él en un largo abrazo, le dio un beso en la mejilla y se tomó la respectiva foto con el Mandatario.
El Jefe de Estado comenzó su intervención y comentó cómo nació la iniciativa de reducir los aportes a salud para los pensionados más vulnerables del país.
“Recuerdo mucho varios recorridos, varias caminatas. Uno de ellos en el barrio donde creció mi padre (Iván Duque Escobar), en el barrio Boston”, dijo, al rememorar que estando en el parque de ese sector de Medellín se le acercó una mujer.
—Mire, mi nombre es Ligia, Ligia Arteaga —me dijo.
—Doña Ligia, cuénteme de usted —le dije.
—Yo soy pensionada.
—¿Qué pensión tienes?
—Yo tengo una pensión de un salario mínimo.
—¿Qué propones? ¿Qué ideas tienes?
—Duque, hay que bajar ese aporte a la salud de los pensionados que estamos en un salario mínimo, porque uno no se imagina lo mucho que necesitamos esos recursos.
—¿Y qué has pensado?
—Por lo menos, que los podamos bajar del 12 al 4. El problema es que siempre nos han incumplido. Muchas veces nos los prometieron para conseguir los votos de los pensionados y, después, como decían coloquialmente, nos dejaban colgados de la brocha.
—¿Por qué no pensamos en una forma de hacerlo efectivo y rápido? Sin demagogia, sin populismo.
Allí, en ese diálogo que rememoró el Presidente Duque nació la idea, que quedó consolidada en la Ley de Crecimiento Económico y que otorga este beneficio desde el pasado 1° de enero.
‘Me parece magnífico’: doña Ligia
Durante el evento, el Jefe de Estado escuchó los testimonios de algunos de los pensionados asistentes, entre ellos el de Ligia del Socorro Marín Urrego, de 65 años, quien vive en el barrio 12 de octubre, de Medellín. Ella se pensionó hace 10 años, después de trabajar como cajera en almacenes Éxito.
Adicional a las labores diarias del hogar, doña Ligia se dedica a compartir con la comunidad y hace parte del grupo de Pastoral Social de la Iglesia del barrio, por lo cual aporta económicamente, y con su tiempo, para llevar mercados a familias del sector con alto grado de vulnerabilidad.
“Sobre la reducción a los aportes, de los aportes a salud, me parece magnífico. Mi pensión está sobre un mínimo. Eso se nos va a ver reflejado como en 35 mil pesos mensuales, en nuestra nómina, cuando nos consignen”, sostuvo.
‘Con esto se le echa más dinero al bolsillo’: don John Jairo
Por su parte, John Jairo Roldán, de 62 años, le contó al Presidente Duque que se pensionó en el año 2015, después de haber sido servidor público. La mayor parte de su tiempo la dedica hoy a disfrutar de su pensión, divisando el paisaje, charlando con los vecinos, tomando tinto y consintiendo a los nietos.
“Esto, en realidad, es una gran ventaja, porque se les echa más dinero a los bolsillos”, afirmó y anotó que “con ese dinero que voy a ver más del cobro de la mesada, pienso disfrutar con mis nietos, pues siempre les he dado lo mejor y les fascina pasear con el abuelito”, afirma.
‘Esa platica sirve’: don Héctor
“Esa plática que anunció el Presidente Duque, de la rebaja del 12 al 8 por ciento, eso nos va ayudar mucho, sea para comida o para arriendo. Esa plática sirve. Con esa platica uno se va a solventar un poco más y da más estabilidad”.
Así lo dijo, con palabras pausadas, Héctor Alonso Correa, de 61 años de edad, pensionado por invalidez y quien devenga un salario mínimo. Su invalidez es producto de un lumbago que padeció cuando trabajaba en un almacén de cadena. Posteriormente, sufrió dos derrames cerebrales, que hoy lo tienen con problemas de movilidad.
Don Héctor vive actualmente en Envigado, con su esposa Myriam del Carmen Agudelo, de 65 años, también pensionada, desde 2011, con un salario mínimo mensual.
“Estamos en Envigado, en el barrio La Magnolia. He trabajado en una agencia abarrotes y me pensioné por invalidez por un accidente que tuve cuando trabajaba en almacenes, cargando una canasta de limón, lo que me produjo el lumbago”, dice.
La señora Myriam, esposa de don Héctor, al entregar su testimonio hizo cuentas del beneficio y comentó que “son 35 mil pesos, con lo que se compra mucha cosita. Como yo también soy pensionada, entonces esa plática nos sirve mucho, porque ya son 70 mil pesos de los dos. Nosotros somos pareja. Entonces esa plata nos sirve mucho para el arriendo y para la comida. Muchas gracias a ustedes y al Presidente, que está haciendo muy buenas obras”.
‘Ese aporte le ayuda a uno mucho’: don Gonzalo Hoyos
Otro beneficiario es don Gonzalo Hoyos, quien está pensionado desde hace 9 años y vive actualmente con su esposa y un hijo, a quienes ayuda no solo con su pensión sino con el producto de su trabajo adicional, que hace desde el taller que tiene en su casa para la elaboración de llaves, con lo cual, además de sentirse útil, dice prestar un servicio a sus vecinos, amigos y allegados.
“Con esa pensión que tengo y con lo que consigo, con eso he mejorado la calidad de vida, tanto la mía como la de mi señora”, dijo y añadió que “necesitamos más dinero, digamos para hacer una salidita, un paseíto.
De pronto, una enfermedad y que necesite uno dinero extra. Entonces, ahí ese aporte le ayuda a uno mucho”, indica.
“Yo mantengo viendo noticias, veo periódicos, y estoy enterado de que esta Ley de Crecimiento nos va a beneficiar a millón 400 mil pensionados. Esa reducción es la llave para tener una vejez más tranquila”, puntualizó.
‘Cualquier pesito de más, sirve’: doña Ana del Carmen
Algo similar opina Ana del Carmen Echavarría, una señora de 68 años, que vive sola, sufre la enfermedad de alzheimer y se deprime mucho a raíz de la pérdida de su señora madre.
Ana del Carmen se pensionó hace 11 años de una fábrica de textiles, pero su pasión por la costura continúa, de modo que le queda tiempo para arreglar “trapitos”, como ella los llama, y para confeccionar prendas y ropa de cama, las cuales distribuye y comparte con las familias de una de las veredas cercanas.
Sobre la reducción del aporte a salud, indicó: “Entiendo que tiene que hacerse gradualmente. Entonces, ya para el año entrante o más adelante es el 4 por ciento menos”.
“Cualquier pesito más que se le agregue a la pensión, sirve. Pues, a mí me sirve para la alimentación, porque en este momento me están cubriendo casi toda la pensión dos deudas en el banco”, aseguró.
‘Estoy muy agradecida’: doña Luz Esneda
También está el caso de Luz Esneda Ospina, una señora de 60 años y pensionada por invalidez, hace ocho años, después de haber sido sometida a una cirugía de corazón abierto, por lo cual sale poco y la mayor parte de su tiempo la pasa en casa, donde desarrolla tareas propias del hogar, como cuidar sus maticas y a su pequeño nieto, de tres años, a quien dedica su tiempo, cuidado y enseñanzas.
“La reducción de la cotización a la salud me parece maravillosa”, dijo, al considerar que “cada día las cosas están más caras”, por lo que “eso le va ayudando a uno, porque yo otras entradas no las tengo”.
“Muy agradecidos, porque la verdad que se acuerden de nosotros y nos colaboren de esta manera es maravilloso”, afirmó.
Almuerzo en la Plaza Minorista
El reloj ya marcaba las 12:14 de la tarde y la jornada del Presidente Iván Duque continuó en la Plaza Minorista, donde almorzó al lado de los pensionados.
Luz Marina García, 69 años, es pensionada de Colpensiones y fue una de las primeras personas que se le acercó al Jefe de Estado en este lugar.
“Siempre fue mi candidato para la Presidencia, estaba esperando que nos diera esta noticia que nos prometió en campaña. Ahí le dije: ‘Doctor, usted nos prometió devolvernos la mesada 14, que no la tenemos, y me dijo: ‘Ya les cumplí en una cosa’. Y le dije que faltaba la otra y sabía que nos iba a cumplir”, dijo la mujer, de amplia sonrisa.
Relató que “lo abracé y sentí que es igualdad para todos, que no discrimina las clases sociales. No puedo describir lo que sentí, fue como abrazar a mi mamá o a mi papá”.
En su recorrido por la Minorista, el Mandatario llegó a un puesto de venta, donde dialogó con dos jóvenes, a quienes invitó a conocer el programa de Generación E.
El camino siguió, y frente a él se paró Clementina Gómez de Agudelo, una mujer de 93 años.
—¿Cuál es el secreto para estar tan bien conservada? —le preguntó el Presidente.
—Vivir en el campo y hacer las cosas bien, como usted, Presidente —respondió ella.
Ambos se fundieron en un abrazo y compartieron sonrisas.
Llegó la hora del almuerzo. El restaurante ‘La Cuchara de Palo’ ya tenía listo el menú. En la mesa, el Mandatario estuvo acompañado de 14 pensionados beneficiarios; el Alcalde de Medellín, Daniel Quintero; la Ministra de Trabajo, Alicia Arango; el Gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria; la Ministra de Educación, María Victoria Angulo; el Presidente de Colpensiones, Juan Miguel Villa, y la Consejera para las Regiones, Karen Abudinen.
Le sirvieron el almuerzo: sancocho de gallina, que el Mandatario degustó muy concentrado.
En escena aparecieron Sofía Naranjo, de 11 años, y Estefanía Rodríguez, de 8, quienes se dirigieron al lugar donde estaba la consejera Karen Abudinen. A ella le pidieron que las llevara con el Presidente, mientras terminaba el almuerzo.
Decían que su sueño era conocerlo y se les cumplió. La Consejera las llevó donde el Jefe de Estado, quien las recibió, las saludó y se tomó una foto con ellas. Se fueron con una sonrisa plena en sus rostros.
Hacía la 1:10 de la tarde, el Presidente salió de la Minorista, en medio de estrechones de manos, abrazos y muchas fotos con los colombianos que tienen sus puestos de comida en este popular sector de Medellín.