El papa Francisco recibió este jueves en el Vaticano al expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva en un encuentro privado en su residencia que duró aproximadamente una hora, según informan desde el entorno del exmandatario.
Lula da Silva, que se encuentra desde el miércoles en Roma, entró en el Vaticano a bordo de una minivan gris por la Puerta del Perugino, que da acceso a la residencia del pontífice, Casa Santa Marta, donde tiene sus reuniones más informales, alejadas del protocolo de palacio.
Lula puso en su cuenta personal de Twitter dos fotos de su reunión con Francisco, acompañadas del mensaje “encuentro con el Papa Francisco para conversar sobre un mundo más justo y fraterno”.
El Partido de los Trabajadores (PT) brasileño, la formación que fundó Lula, adelantó en un comunicado que entre los temas que abordarían estarían la lucha contra el hambre o las desigualdades.
La reunión con el papa se ha producido por la intermediación del presidente argentino, Alberto Fernández, que visitó el Vaticano el pasado 31 de enero, según informa el PT.
Lula da Silva ha conseguido viajar a Italia después de que la justicia de Brasilia aceptara posponer al día 19 de febrero un interrogatorio previsto para ayer 11 de febrero.
El expresidente brasileño informó el pasado 5 de febrero en sus redes sociales de su intención de visitar al papa para agradecerle “su dedicación por el pueblo oprimido” y para debatir sobre “la experiencia brasileña en el combate a la miseria”.
Pero además quería agradecer a Francisco “su solidaridad” cuando él pasó por “un momento difícil” en prisión, ya que el papa respondió el pasado mayo a una carta suya para expresarle su cercanía y darle ánimos.
Lula, quien pasó 580 días en prisión y se encuentra en libertad provisional, está condenado en dos procesos por corrupción y tiene al menos otras siete investigaciones abiertas en su contra.
El expresidente brasileño fue condenado a 8 años y 10 meses por corrupción pasiva y blanqueo de capitales, tras haber sido declarado culpable de recibir un apartamento en el balneario paulista del Guarujá a cambio de favores políticos a la constructora OAS.