Por: Luis Eduardo Forero Medina
Probablemente una de las primeras mudanzas, movimientos o trasteos que se han dado en la historia de la humanidad, ocurrió cuando el Señor dijo a Abram: “Sal de tu tierra, y de tu parentela, y de la casa de tu padre, y ven a la tierra que te mostraré”, y en la era cristiana cuando un ángel se le apareció en sueños a José, diciéndole: “Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto, y estate allí hasta que yo te avise”; en ambos casos el traslado se haría a lomo de mula, como sucedió por varios siglos en todo el mundo.
En algunos países cuando una familia se va a mover, mudar o trastear, continúa la costumbre de acudir al parque más cercano para buscar un camión, del cual la mayoría de las veces sólo conocen su número de placa y el del celular del conductor, sin más información, y generalmente sin mediar un contrato de prestación de servicios ni mucho menos un seguro.
En Colombia hasta comienzos de la segunda mitad del siglo XX, el servicio de trasteos era atendido por taxis en ciudades donde funcionaba ese servicio, o por cuenta de carretas o carros particulares, hasta que en 1959 con la expedición de la ley 15, se dio mandato al Estado para intervenir en la industria del transporte automotor tanto urbano como en servicio por carreteras, y para la movilización de cargas y pasajeros; en virtud de la cual, once años después se dictó el decreto 1393 de 1970 o Estatuto Nacional del Transporte Terrestre Automotor, modificado sucesivamente en 1986 (Decreto 2330), que adopto el Estatuto del Transporte Público automotor de carga, definido como un conjunto organizado de operaciones tendientes a ejecutar el acarreo de cosas de un lugar a otro en vehículos automotores. Dicha norma fugaz es reemplazada al año siguiente (Decreto 1452), derogado en 1992 (Decreto 1815), reglamentado en 1998 con el Decreto 1554, y últimamente en 2001 (Decreto 173), que dispuso que las empresas que obtuvieron habilitación en vigencia de los Decretos 091 y 1554 de 1998, la mantendrán de manera indefinida, debiendo solamente ajustar el capital pagado o patrimonio líquido.
La primera empresa de mudanzas se constituyó en 1955, Rojas Trasteos, los de toda la vida, quizás la de mayor tradición en el país, según el diario El Tiempo, “como una respuesta a la necesidad de muchos usuarios de taxi que solicitaban por radio teléfono el servicio adicional de pequeñas mudanzas y transporte de mercancías”. Solo hasta el año 2005 (Ley 962) se suprimió el requisito del permiso previo para efectuar trasteos. Desde 2013, las Cámaras de Comercio del país, por norma de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), están en la obligación de certificar en los Certificados de Existencia y Representación de empresas de Servicio de Transporte Terrestre Automotor en la Modalidad de Carga, si tienen o no habilitación del Ministerio de Transporte para proporcionar ese servicio.
En este sector es preciso diferenciar los términos “trasteo” y “mudanza”, pertenecientes al sector terciario de servicios, que para el caso no son lo mismo; ofrecido el primero en su mayoría por personas dentro de la informalidad, y las mudanzas de parte empresas que suministran además los servicios de mudanzas familiares, mudanzas empresariales, movimientos de larga distancia, locales e internacionales; embalaje, empaque y desempaque, bodegaje, almacenamiento en casillas individuales, mini bodegas, suministro de vehículo conducido por el interesado, archivo, transporte de alimentos o incluso animales, gestión de aduanas y ubicar la mudanza o trasteo en tiempo real.
En el sector de mudanzas, vigilado por la Superintendencia de Servicios Públicos, a partir de la primera década del siglo xxi, la tecnología cada vez hace más presencia para facilitar el proceso; en Estados Unidos, desde hace cuatro años funciona UberMovers, y en Colombia en ciertas ciudades las aplicaciones LlevaTodo y SiCargo, con presencia en todo el país y los municipios de la Sabana; Tuacarreo, que funciona en Bogotá y la estadounidense uShip en Bogotá, Barranquilla y Medellín , son otras alternativas al momento de mover un hogar o empresa.
De otra parte moverse puede convertirse en una pesadilla, debido a que por el corre-corre todo puede pasar, lo barato salir caro, o de los afanes solo queda el cansancio, porque en la alegría que supone la mudanza se quedan esperando el camión de trasteos que contrataron en la esquina, y al final les toca dormir en el piso y las cosas quedan apiladas; o si llega a tiempo, obstruyen las vías públicas o no siempre cuentan con personal propio y especializado en la labor, llegan incompletos los enseres o deterioradas las cosas, y a la hora de reclamar deben guerrear con teléfonos que ya no contestan, no dan la cara y se quedan con el valor de los servicios, o cancelan a última hora después de confirmar. En 2014 el trasteo del ex magistrado Alberto Rojas permaneció más de cuatro meses en la Corte Constitucional, porque el camión contratado no llegó. En algunas ocasiones para mayor comodidad y economía se ven trasteos hasta en Transmilenio, o la persona no sabe lo que tiene, sino hasta que se trastea.
@luforero4