El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) elaboró un informe que analiza el impacto de la pandemia COVID-19 en las economías de Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, y Venezuela que forman parte de la región andina.
En resumen, el análisis concluye que la magnitud del impacto dependerá de la duración de la pandemia, su propagación y las medidas de prevención y de respuesta de los países para contener y amortiguar el choque.
Asimismo, indica el informe que el impacto dependerá de la estructura de las economías andinas, su exposición y vulnerabilidad a canales de transmisión globales; por ejemplo, su apertura comercial e integración a cadenas de valor globales, contribución del sector turismo, dependencia de materias primas, integración financiera, entre otros. La prioridad número uno es contener la propagación del virus a nivel doméstico para minimizar el impacto directo.
De acuerdo con el análisis, en primer lugar, las medidas de prevención y contención están teniendo un impacto directo la actividad económica, y por lo tanto debería esperarse que tengan también un impacto en las finanzas públicas y la productividad.
El impacto en el crecimiento dependerá de la evolución de la pandemia fuera y dentro de las fronteras de cada país, la vulnerabilidad, la capacidad de respuesta, el estado y resiliencia de los sistemas de salud.
Por otro lado, el espacio fiscal y el acceso a financiamiento serán determinantes para la respuesta, así como asegurar y proporcionar liquidez al sector bancario y al resto de la economía.
El informe analiza por país, el contexto económico, y los principales canales de transmisión del choque en cuanto a los precios de las materias primas, comercio, mercados financieros, déficit fiscal y distorsión en el consumo; y las medidas sanitarias, fiscales, monetarias y cambiarias adoptadas por los gobiernos para enfrentar la evolución del COVID-19.