La Concejala Ati Quigua, a propósito del Día Internacional de la Diversidad Biológica y el inicio del ciclo de debates del Plan Distrital de Desarrollo, invitó al Gobierno Distrital a hacer de Bogotá – Región un Jardín Biológico.
El planteamiento de la concejala fue el siguiente:
El Convenio sobre la Diversidad Biológica firmado en Rio de Janeiro el 5 de junio de 1992, en el marco de Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo.
Como parte del Convenio, se declara el 2009 como Año Internacional de la Diversidad Biológica, y a partir del 2010 las Naciones Unidas declaran en Nagoya, Japón, el período decenal 2011- 2020 como la Década global de la Diversidad Biológica, cuyo horizonte de desarrollo se consigna en las 20 Metas (Metas de AICHi) del Plan Estratégico de la Diversidad Biológica 2011- 2020.
La conmemoración de la ‘Década de la Biodiversidad’ llega hoy en medio de la emergencia global que ha llevado a su límite la necesidad de reflexionar acerca de la relación de la sociedad humana y la naturaleza. La crisis no es menor y los planes siguen quedándose cortos; la pérdida acelerada de la biodiversidad no es una situación que se haya puesto en pausa o cuarentena; lamentablemente en muchos lugares del mundo hoy en día las restricciones de la emergencia sanitaria han facilitado el acceso, con nulos niveles de control, de fuerzas extractivistas a ecosistemas vitales, sagrados. Hoy en día las poblaciones indígenas custodian alrededor del 80% de la biodiversidad planetaria, resguardada y protegida en sus territorios ancestrales.
Como base para el ejercicio de los derechos humanos, y tomando en cuenta las necesidades de las mujeres y de los pueblos indígenas en particular, la Meta 14 señala que para el 2020 se deberán haber restaurado y salvaguardado los ecosistemas, incluidos servicios relacionados con el agua que contribuyen a la salud, los medios de vida y el bienestar. De igual forma, la Meta 18 aspira a que en el presente año 2020 se hayan logrado respetar los conocimientos, las innovaciones y las prácticas tradicionales de los pueblos indígenas, pertinentes a la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica.
La amazonía colombiana es una de las muchas muestras del recrudecimiento de la crisis ambiental; la deforestación sigue, y con ella la vulneración de los derechos, las formas de vida y la supervivencia misma de los pueblos nativos, a quienes además de robarles y destruir los paisajes y ecosistemas que han cuidado por miles de años, aún no se les escucha, ni se respeta concienzudamente sus conocimientos asociados a la preservación y conservación de la biodiversidad, en especial las labores indispensables que desempeñan las mujeres indígenas, negras y campesinas en el cuidado de la armonía con la Naturaleza y el Buen Vivir de los pueblos y comunidades.
El saber de nuestros pueblos originarios, nuestra Ley de Origen, enseña que nuestro bienestar depende del bienestar y cuidado del territorio, de todos sus elementos vitales, de sus ciclos y relaciones. Hoy más que nunca debemos insistir en la comprensión que nuestras culturas propias tienen de la interdependencia de todas las formas de vida, que nos lleva a su vez a reconocer que la conservación de la diversidad biológica está estrechamente vinculada con el cuidado y defensa de la diversidad cultural. El conocimiento sobre los ecosistemas, sobre la Madre Tierra, que tienen los cientos y miles de etnias o naciones ancestrales que habitan los territorios más biodiversos del planeta (muchos de ellos en nuestro país y hasta en nuestra ciudad capital) no han sido valorados y mucho menos incorporados a los instrumentos técnicos o las políticas de manejo y gestión ambiental.
Hoy queremos exaltar y reiterar nuestra apuesta por la incorporación plena y efectiva de los pueblos indígenas en los planes y políticas públicas, con énfasis en la protección de la Naturaleza y la participación de las mujeres indígenas, por ser las actoras principales en la conservación, preservación de la biodiversidad. Las mujeres indígenas, que hemos tenido que soportar las múltiples vulneraciones de nuestros derechos, estamos unidas en la defensa y la protección de la diversidad biológica y cultural, exigimos el respeto a los territorios de los pueblos indígenas, así como a sus conocimientos y tradiciones.
Cuando en todo Colombia los municipios, ciudades y departamentos, están siendo debatidos los respectivos planes de desarrollo, los instrumentos políticos que dispondrán sobre los recursos y proyectos públicos de todos los ciudadanos, creemos que es necesario que sean atendidos los llamados de los pueblos étnicos a la no discriminación y que sean incluidas las perspectivas de los saberes indígenas. Por eso estamos presentando nuestras propuestas, nutridas con muchas voces, retroalimentadas por profesionales de diversas disciplinas, pero también por sabios y sabias de nuestras comunidades.
Desde el Concejo de Bogotá estamos proponiendo que Bogotá sea entendida como un Jardín Biológico y que esta apuesta sea incluida en el Plan Distrital de Desarrollo 2020-2024. En pleno siglo XXI nuestras concepciones ambientales no pueden quedarse en considerar a la fauna y la flora, a nuestros hermanos y fuentes de vida, como un recurso, debemos comprender al territorio como un ser vivo, a los ecosistemas y sus especies como actores importantes de nuestra ciudad-región. Así mismo estamos formulando la iniciativa de Acuerdo ‘Bogotá-Ecosistema’ enfocadas por un lado a la adecuación de la arquitectura urbana para armonizarse con la arquitectura de la Naturaleza, así como al diseño y construcción participativa de bio-infraestructuras, o entornos construido que estén pensados para disminuir los impactos de las edificaciones e infraestructuras urbanas sobre las comunidades de especies naturales, contribuyendo a una progresiva naturalización/biologización de la ciudad, facilitando la integración rural-urbano / eco-urbana y proyectando la ciudad construida como nicho empático con especies animales y vegetales.
Finalmente, queremos mantener presente que ya existen pruebas de que perder nuestra biodiversidad podría aumentar los casos de zoonosis – enfermedades transmitidas de los animales a los humanos- mientras que si al contrario, conseguimos aprender a cuidar y valorar la riqueza vital de la biodiversidad, esta podría ser una gran herramienta en la lucha contra pandemias. Así mismo que en situaciones de riesgo, es cuando más deben ser defendidos y garantizados los derechos, como los la libre determinación de los pueblos indígenas, principio básico de convivencia plural y el consentimiento previo libre e informado, bajo el respeto de los derechos territoriales. Agradecemos a todos aquellos que cada día trabajan en la protección de la diversidad biológica y cultural, y honramos las vidas de todos los seres, hermanos mayores animales y árboles de los bosques, hermanos de lucha líderes indígenas y campesinos caídos a manos de la voracidad capitalista y su corrupta impunidad. Trabajamos todos los días para abrir caminos de regreso a una sociedad que no se entienda separada de la Madre Naturaleza, para construir juntos una Bogotá saludable, justa, sustentable y en paz.