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Carteles mexicanos de la droga consolidan su poder en Colombia

–En las zonas en las cuales operan el Epl, las disidencias de las Farc y demás bandas criminales, las mismas en las cuales se han intensificado los cultivos ilícitos, se han consolidado los carteles mexicanos de la droga, según un estudio adelantado por la Fundación Paz y Reconciliación, Pares.

Un hecho curioso que evidencia la influencia de los mexicanos en algunas zonas del territorio colombiano es la proliferación de la venta de tequila o mezcal a precios exorbitantes que el común de la población no puede comprar.

Las relaciones entre narcotraficantes colombianos y mexicanos son más fuerte que nunca, precisa la investigación de Pares, la cual detalla la alianza entre los carteles mexicanos y los reductos armados ilegales colombianos, que ha impulsado el crecimiento de los cultivos de hoja de coca que superan ya las 212 mil hectáreas.

El cartel del golfo, el cartel de Sinaloa y el cartel Jalisco nueva generación, han impulsado en Colombia el fortalecimiento de grupos armados como clan del golfo, los caparrapos, los pachenca, Epl o pelusos, grupos disidentes de las Farc, especialmente del suroccidente colombiano, entre otros.

En las zonas donde hay mayor densidad de cultivos de hoja de coca es donde se han registrado la presencia de grupos del narcotráfico mexicanos, bien sea a través de financiación o articulación.

Y en estas mismas zonas, donde hay mayor presencia de grupos armados colombianos, es donde se ha generado un recrudecimiento de la violencia. Fundamentalmente, advierte el informe de Pares, estas nuevas conflictividades se dan producto de la disputa territorial por el control del mercado de la producción de cocaína; financiadas, en este caso, por carteles mexicanos.

El estudio, titulado Radiografía de la ominosa presencia de los carteles mexicanos”, resalta que hay unas características que acompañan a la expansión de los carteles mexicanos en el territorio colombiano:

1. Tienen influencia directa sobre los grupos armados colombianos a través de la financiación o articulación.
2. No cuentan con grandes ejércitos de “mexicanos”, pues desborda las lógicas de regulación y control territorial.
3. Han logrado constituir relaciones a través de la presencia de personas nacionales de México, pero también de otros países centroamericanos.
4. Participan en la regulación del mercado del narcotráfico para garantizar la provisión de droga hacia Estados Unidos.

El estudio de Pares advierte que aunque la relación de crimen organizado entre Colombia y México viene de décadas anteriores, protagonizada por los grandes carteles del narcotráfico, en la actualidad la relación se ha dinamizado debido al importante flujo de capital y de armas traído desde el país norteamericano, lo cual ha impulsado el fortalecimiento del Epl, los pelusos, las disidencias de las Farc y las demás bandas criminales, especialmente del suroccidente colombiano, entre otros.

Establece que el fortalecimiento del crimen organizado colombiano se asocia también con el aprovechamiento de las estructuras armadas ilegales del vacío de poder generado por el fin de las Farc como guerrilla y la imposibilidad del Estado por hacerse al control de estos territorios.

Según la investigación, en Colombia había cierta paridad entre organizaciones criminales y ninguna estaba en la capacidad de copar masivamente, por ende, las posibilidades de una guerra con empates negativos era muy alta, por ello, la intervención inicial de estos carteles mexicanos es para asegurar una repartición más o menos pacífica del territorio. Por último, para copar muchas de esas zonas las organizaciones criminales necesitaban inyección de dinero, entonces, tener padrinos era importante.

Los siguientes son otros de los apartes del estudio:

Las relaciones entre narcotraficantes colombianos y mexicanos son más fuerte que nunca. Si bien desde la década del noventa existía una correspondencia entre los intereses de los carteles colombianos con los narcotraficantes mexicanos, principalmente representados por Pablo Escobar, alias El Patrón, y Gonzalo Rodríguez Gacha, alias El Mexicano, las dinámicas de control e influencia del crimen organizado transnacional se han venido transformando en los últimos años.

Existen varias razones que deben ser contempladas para abordar estos cambios, sin embargo, dos de ellas revisten enorme importancia: el fin de la guerra con las Farc y el fortalecimiento de los carteles de la droga en México.

La Fundación Paz & Reconciliación reseña que ha venido desplegando trabajo de campo que le permita recolectar información que dé cuenta de las transformaciones en las relaciones entre carteles mexicanos y grupos armados colombianos. De entrada, obtener información de las operaciones de grupos ilegales no es tarea fácil, sin embargo, se ha podido recolectar información en algunos territorios colombianos para exponer, de manera breve, cómo se han evidenciado estos tipos de relaciones.

– Nariño
– Cauca

En el departamento de Nariño se ha identificado la presencia y consolidación del Cartel de Sinaloa, particularmente en Tumaco, promovida por alias “Contador”, en proximidades al corregimiento de Llorente, pero también en el municipio de Olaya Herrera.

En consulta con líderes de la región, se identificó que el Cartel de Sinaloa contaría con un brazo armado del Frente Oliver Sinisterra, grupo que en su momento se habría aliado con “Los Contadores” antes de la captura de su cabecilla el pasado 21 de febrero del año en curso; después de este hecho, no es claro la influencia de este cartel en el triángulo de Telembí (Barbacoas, Magüi y Roberto Payán).

La presencia de carteles mexicanos en el departamento del Cauca se ha identificado a través de relatos de personas del territorio y también mediante panfletos que han circulado en los municipios de Toribio, Corinto, Argelia, Jambaló, entre otros. Como fue señalado anteriormente, hay cuestionamientos sobre la veracidad de estos panfletos, no obstante, su aparición coincide con el aumento de amenazas y asesinatos en el territorio.

En dichos comunicados los carteles mexicanos se presentan y dan aviso sobre su arribo, además de informar que pondrán “buenos precios” a la hoja de coca y a la marihuana, mientras que a la par realizan alianzas con el ELN, EPL y Grupos Armados Postfarc-GAPF.

En panfletos emitidos en agosto y octubre del año 2019, el mensaje se torna amenazante al declarar como objetivo militar a miembros de la guardia indígena que hacen presencia en el territorio y a quienes estén adelantando labores de incautación y destrucción de cargamentos (no se especifíca si de hoja de coca o de pasta de base). Posteriormente, en otros comunicados, se habrían atribuido el asesinato de tres personas en el municipio de Corinto, manifestando que la población que no se adhiriera a su trabajo o estuviera en labores de erradicación de cultivos correría con la misma suerte.

En el último de los comunicados a los cuales tuvo acceso la Fundación Paz & Reconciliación, quienes se presentan como miembros del CDS, expresan que se hacen responsables de un ataque a la guardia indígena en el municipio de Caloto, haciendo latente la amenaza sobre futuros descuartizamientos a quienes se opongan a sus actividades delictivas.

Sobre los panfletos emitidos, la población del Norte del Cauca expresa que han llegado personas foráneas al territorio pero que no pueden precisar que sean de nacionalidad mexicana. Entre varios líderes indígenas está la premisa de que grupos armados postfarc pueden estar aliados con carteles mexicanos en el territorio. Sin embargo, no se puede validar que estos panfletos estén siendo diseñados y distribuidos por carteles mexicanos.

Radiografía de la ominosa presencia de los carteles mexicanos

El caso de Antioquia ha sido difícil de rastrear. Información territorial expone la financiación de carteles mexicanos a estructuras armadas ilegales que se encuentran en el Bajo Cauca antioqueño.

Asimismo, sobre la presencia de miembros de carteles mexicanos en el departamento, se ha registrado desde la Defensoría del Pueblo de Caucasia, que han sido vistos ciudadanos mexicanos en zona del Urabá.

Parece existir un hermetismo sobre la presencia de estos carteles en Antioquia. Sin embargo, entre los miembros de la institucionalidad consultada en el territorio, hay coincidencias en que estos desempeñan principalmente un papel de financiación, a través de armas y dinero, para garantizar que el producto sea vendido directamente a esta estructura.

Incluso, algunas versiones afirman que su poderío económico es tan grande que podrían regular los precios de la pasta base de coca en todo el Nudo de Paramillo.

– Norte de Santander

En este departamento y puntualmente en la región del Catatumbo, se ha identificado la presencia del Cartel de Sinaloa y del Cartel Jalisco Nueva Generación. Se señala que la relación con los Grupos Armados PosFARC del frente 33, el Ejército de Liberación Nacional y el Ejército Popular de Liberación es netamente comercial, comprando cocaína y pagando por la protección y movilización en el territorio.

Una fuente de inteligencia nacional del diario La Opinión, de Cúcuta, aseguró: (…) esas organizaciones decidieron asentarse en esta región de Norte de Santander porque vieron que era una mina de oro. Estando en el Catatumbo los costos de la droga son muchos más bajos que cuando ellos la tenían que comprar puesta en México.

Un kilo acá vale entre $2’800.000 y casi $5’000.000, según sea base o cocaína, pero llevándosela hasta donde ellos estaban, tenían que pagar entre 15 mil y 20 mil dólares (entre 46 y 60 millones de pesos) (La Opinión, 2019)

La presencia de carteles mexicanos, al igual que como sucede en zonas del departamento del Cauca, se da a través de la figura de emisarios (…) que cumplen un papel de empresarios y supervisores de la calidad del producto que luego comercializan en el norte del continente americano.

En este nuevo modelo parece no haber intermediarios en las transacciones: son estos enviados quienes supervisan toda la operación, desde los cultivos de coca hasta el proceso de empaque y traslado de la cocaína (Jaramillo, 2019).

En Norte de Santander no hay informes oficiales que reseñen la presencia de carteles mexicanos en el territorio más allá de las Alertas Tempranas emitidas por la Defensoría del Pueblo y que se relacionaron en el mapa de presencia de carteles mexicanos en Colombia.

Hallazgos

– Aunque la relación de crimen organizado entre Colombia y México viene de décadas anteriores protagonizada por los grandes carteles del narcotráfico, en la actualidad la relación se ha dinamizado debido al importante flujo de capital y de armas traído desde el país norteamericano, lo cual ha impulsado el fortalecimiento de grupos armados como Clan del Golfo, Caparrapos, Los Pachenca, Ejército Popular de Liberación-EPL o Pelusos, Grupos Armados Postfarc, especialmente del suroccidente colombiano, entre otros.

– El fortalecimiento del crimen organizado colombiano se asocia también con el aprovechamiento de las estructuras armadas ilegales del vacío de poder generado por el fin de Farc-Ep como guerrilla y la imposibilidad del Estado por hacerse al control de estos territorios.

– La presencia de carteles mexicanos en el país coincide con los lugares de mayor intensidad de cultivos de coca o con corredores estratégicos para el narcotráfico: Costa Pacífica nariñense, Catatumbo, Bajo Cauca antioqueño, Norte del Cauca y Magdalena. En algunos territorios el Cartel de Sinaloa ha financiado a grupos en disputa lo cual da cuenta de la relación instrumental que han tejido estas estructuras criminales.

– Durante las últimas dos décadas los carteles mexicanos se han fortalecido expandiendo su accionar a lo largo del triángulo del norte (Guatemala, Honduras y El Salvador). Por ejemplo, han infiltrado estructuras de seguridad pública, han subcontratado organizaciones criminales para sicariato y también subcontrataron a la Mara Salvatrucha para brindarle protección a sus cargamentos de cocaína. En este sentido, la empresa transnacional continúa expandiéndose y fortaleciéndose.

– El fortalecimiento de los carteles mexicanos y de sus vínculos con el crimen organizado entroamericano puede observarse también en Colombia a través de capturas de personas de los países de Centroamérica por porte y fabricación de estupefacientes y también por lavado de activos. Es decir, la captura de ciudadanos de nacionalidades centroamericanas también es un indicio de la relación fluida entre el crimen organizado de México, Centroamérica y Colombia.

– Se identifican dos formas de relacionamiento entre carteles mexicanos y grupos armados colombianos tras el fin de las Farc-Ep como guerrilla: financiación y articulación. La financiación se da a través de la inyección de grandes capitales y armas, este es el caso de Los Caparrapos o Caparros en la subregión del Nudo de Paramillo.

La articulación se da a través de la búsqueda del trabajo conjunto en función de la regulación de la cadena de producción y comercialización de la cocaína, este es el caso de la relación construida entre el Cartel de Sinaloa y el Clan del Golfo en el Bajo Cauca antioqueño y en Magdalena.