Por: Luis Eduardo Forero Medina
El nombre químico de la dioxina es 2,3,7,8-tetraclorodibenzo-para-dioxina (TCDD);compuesto que se encuentra en todo el planeta por lo que puede verse afectado cualquier país; sus concentraciones son muy bajas en las plantas, el agua y el aire; son altas en algunos suelos, sedimentos y alimentos (lácteos, carnes, pescados y mariscos); por lo que por la llamada carga corporal, “ todas las personas tienen antecedentes de exposición, que se espera no afecten a la salud humana”, indicó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En la desprestigiada “docena sucia” o Convención de Estocolmo (Suecia), se encuentran ocho pesticidas (aldrin, clordano, dieldrin, endrin, heptacloro, mirex, toxafeno y el DDT), dos productos industriales (el hexaclorobenceno y los policlorobifenilos – PCBs-), y dos residuos no deseados en la producción industrial, los furanos y las dioxinas; todos dentro del grupo de productos químicos peligrosos que forman parte de los llamados COP (contaminantes orgánicos persistentes). Con el fin de atender de manera adecuada la problemática y proteger la salud humana y el medio ambiente, Colombia, anticipándose a la mayoría de países, en 2005 realizó un inventario de Dioxinas y Foranos e igualmente diseñó el Plan de Acción correspondiente. En 1986 de la misma manera se restringió el uso del DDT solamente para programas de salud pública (erradicación de la malaria) y en diciembre de 1993 se prohibió el uso del DDT en el territorio nacional. Las dioxinas pueden provenir de lo profundo de la tierra por las erupciones volcánicas; de los incendios forestales; del medio ambiente, la más grave, cuando se incineran desechos (sólidos y hospitalarios). Otra fuente de liberar dioxinas es a través de grandes depósitos de aceites industriales de desecho con PCB, (bifenilos policlorados, análogos a la dioxina), en mora de discontinuarse, almacenados por bastante tiempo y eliminados inadecuadamente; muchos con grandes concentraciones de PCDF (los dibenzofuranos policlorados), que existen en la tierra y que van contaminando los alimentos humanos y animales. En Colombia los sectores que pueden tener PCBs son el eléctrico, transporte, hidrocarburos, minero, militar, empresas de equipos eléctricos y manufactura. En este siglo, en 2008 Irlanda sacó del mercado toneladas de carne de cerdo y productos porcinos, por haberse detectado que las muestras analizadas contenían hasta 200 veces más dioxinas que el límite de inocuidad prescrito; en el siglo xx, en 1976 en Seveso (Italia) ocurrió un grave accidente en una fábrica de productos químicos, conocido como “el Hiroshima de Italia”, liberando grandes cantidades de dioxinas. Para evitar que la toxina entrara en la cadena alimentaria, 80 000 animales fueron sacrificados. (Wikipedia). en 1999, se detectaron altas concentraciones de dioxinas en aves de corral y huevos procedentes de Bélgica. Cuando las dioxinas ingresan en el organismo, se instalan en el tejido graso para subsistir en él durante mucho tiempo. Se sigue investigando un herbicida que contenía TCDD, o sea toxinas, utilizado como defoliante durante la guerra de Viet Nam (1955-1975).
Conforme a la OMS, la exposición breve del ser humano a altas concentraciones de dioxinas puede causar lesiones cutáneas (acné clórico y manchas oscuras), así como alteraciones funcionales hepáticas. La exposición prolongada se ha relacionado con alteraciones inmunitarias, del sistema nervioso en desarrollo, sistema endocrino y de la función reproductora. La exposición crónica de los animales a las dioxinas ha causado varios tipos de cáncer. Son particularmente sensibles a la exposición a las dioxinas el feto, los niños, principalmente los lactantes; grandes consumidores de pescado o ciertos trabajadores (industria del papel y de la pasta de papel, plantas de incineración y vertederos de desechos peligrosos). ¿Qué hacer? Incinerar y destruir. El mejor método es la incineración adecuada del material contaminado con dioxinas que se debe hacer a temperaturas elevadas, superiores a 850 °C cuando la cantidad es pequeña. La destrucción de grandes cantidades de material contaminado con las dioxinas se realiza a temperaturas de 1000 ºC o más. La OMS también recomienda “un control estricto de los procesos industriales para reducir al máximo la formación de dioxinas”, responsabilidad que recae en los gobiernos nacionales (CAC/RCP 49-2001 y CAC/RCP 62-2006, Codex Alimentarius); y de parte del consumidor, puede contribuir reduciendo la exposición a las dioxinas, eliminando la grasa de la carne y el consumo de productos lácteos con bajo contenido graso. En el Convenio de Estocolmo entre las posibles intervenciones al respecto está la de identificar y eliminar de manera segura todo material que contenga o pueda generar dioxinas o sustancias similares, como en los equipos eléctricos. Otra opción, muy costosa, es identificar y medir las dioxinas en el medio ambiente y los alimentos.
El Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes en vigor desde 2004, fue firmado por Colombia el 22 de mayo del 2001, y ratificado mediante la Ley 1196 el 5 de julio de 2008. Actualmente son 171 los países que hacen parte del Convenio mencionado. Por vez primera en 2015 la OMS publicó la carga mundial de enfermedades transmitidas por los alimentos, comprobando que la exposición a las dioxinas puede tener una contribución significativa a la carga de enfermedades de transmisión alimentaria en algunas partes del mundo. En el año 2007, el Convenio de Estocolmo amplió de 12 a 17 las sustancias tóxicas a eliminar o restringir.
@luforero4