Por: Diego Calle Pérez
La fundación de Medellín fue en 1612, la fundación de Bucaramanga fue en 1622. Se han preguntado, cómo sería la vida en estas ciudades en plena fundación de españoles de Castilla y Galicia. Ni siquiera se llamaba Colombia. Se pregunta uno, como sería esté país si Gerardo Molina hubiera sido presidente de Colombia, se hubiera olvidado de su pueblo natal Gómez Plata, como lo hizó Belisario con Amagá.
La pandemia mundial, en Colombia, parece ser el libreto que no tenían, para poder acomodar las leyes a la medida y refundar la patria que buscaban en la tibieza de los años, que justificaban el apoyo de los dólares de la casa blanca y el capitolio de los federalistas. La selección Colombia de fútbol, parece que se queda en el recuerdo, de los años noventa, no hay como mucha motivación a llegar al mundial del coronavirus. Urabá, la subregión Antioqueña, con el golfo más propicio para hacer un puerto, se queda en el olvido de ser la mejor esquina de América latina.
San Andrés, Providencia y Santa Catalina que conforman el departamento insular, atraviesa por la dura pena de haber llegado el huracán y no la pandemia mundial y las ayudas humanitarias se están perdiendo porque sus habitantes no están en el registro de habitantes de la isla turística. Antioquia, el departamento de la gente con verraquera, dice el epígrafe, se debate entre los seguidores del gobernador y del alcalde metropolitano.
La música de Arelys Henao, Luis Alberto Posada y Darío Gómez está en receso, por la falta de estar en el tablado del pueblo, que justifica las millonarias fiestas con la presencia de los artistas que cotizan, tan costoso como Armando Manzanero, Placido Domingo y Juanes. Medio mundo está pendiente de la salida del campechano Trump y del demócrata Biden que vuelve a la Casa Blanca de Presidente.
Venezuela, Ecuador, Bolivia y Perú las repúblicas del General Bolívar, del Caraqueño americano del Sur, siguen en procesos de cambios políticos y sociales en medio de la pandemia internacional, mientras aquí en Colombia, se debate en el capitolio Nacional, el aumento del impuesto predial, el aumento de los servicios bancarios y de los que hacen campaña electoral para volver a estar en la lista del que diga: “sumercé”.