Por: Luis Eduardo Forero Medina
En el mundo cada día 152 millones de niños, víctimas del trabajo infantil, para ayudar con los gastos del hogar, se levantan desde la madrugada para desempeñarse en trabajos extremos para ellos, poniendo en peligro su vida y salud ya sea como sirvientes domésticos en casas, a veces sin salario; trabajando a los ojos de todo el mundo o ubicados clandestinamente en bodegas, y talleres, o en el campo, en la agricultura, que abarca la pesca, la silvicultura, la cría de ganado y la acuicultura, en donde se concentra el 71 % del trabajo infantil.
La población infantil que por siglos ha trabajado, sigue siendo víctima de traficantes de personas, o son aprehendidos mientras se paga una deuda, o empleados en la prostitución y/o la pornografía, o cuando son solos los dejan abandonados a su suerte en las calles de grandes ciudades. Por iniciativa de Argentina, que recibió apoyo inicialmente de 77 países, la ONU proclamó el “Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil” al 2021; en concordancia con la meta 8 del Objetivo Sostenible, que exige el fin del trabajo infantil en todas sus formas. Por eso a partir del 2021 en pro de la inmensa “novena” de trabajadores infantiles, equivalentes a la población de Rusia, el noveno país más poblado del mundo, los gobiernos se prepararan para adoptar medidas que generen conciencia, y sean “ inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso”, en los 187 Estados Miembros de la OIT, que es ya casi universal, a fin ultimar definitivamente ese flagelo, en donde las víctimas son invisibles y sólo ellos lo padecen porque la humanidad sigue sin ponerse en los zapatos y en la piel de los niños, que desde los cinco años en algunos países ya se incorporan a la fuerza laboral, unas veces por costumbre de generación en generación. Unos 72 millones de niños trabajadores tienen entre 5 y 11 años de edad. En ese sentido intenciones y programas no han faltado; se creó la Secretaría de Alianza Mundial para erradicar el trabajo forzoso; la OIT (Organización Internacional del Trabajo), que asumió el liderazgo de la implementación del Año de eliminación del trabajo infantil, expidió dos Convenios atinente al trabajo infantil, el número 138 de 1973 sobre la edad mínima y el Convenio número 182 de 1999 referente a las peores formas de trabajo infantil; ambos Convenios dentro de la categoría de “fundamentales”, es decir que independientemente a que se ratifique o no, los Estados están obligados a respetar, promover y hacerlos realidad. En el mundo, donde más se ocupa a los niños de 5 a 14 años para trabajar en condiciones infrahumanas es en la región de Asia y el Pacífico; unos 127,3 millones en total; en América Latina y el Caribe hay aproximadamente 17,4 millones de niños y niñas trabajadores.
El UNICEF (El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) no es contrario a que los niños y niñas trabajen; de hecho, desde 1973 la citada Convención No.138 de la OIT permite cualquier tipo de trabajo ligero (que no interfiera con la educación) a partir de los 12 años. Es común ver a niños ayudando a sus padres en el hogar, colaborando en un negocio familiar, haciendo mandados o encargos fuera del horario escolar o durante las vacaciones; a ese tipo de labor no se oponen las autoridades, por cuanto ese trabajo es una realidad. El que se combate y se espera que en el próximo quinquenio el tema sea asunto del pasado, es el término que la OIT suele definir “como todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico. No todas las tareas realizadas por los niños deben clasificarse como trabajo infantil que se ha de eliminar”, advierte la OIT.
El trabajo infantil malo es el que “es peligroso y perjudicial para el bienestar físico, mental o moral del niño e interfiere con su escolarización”. A raíz de la COVID-19, los 152 millones de niños, víctimas del trabajo infantil en el mundo, se hicieron más vulnerables; porque el riesgo es mayor y estarían trabajando más. En Colombia, según el DANE, de octubre – diciembre 2019, en el total nacional la población de 5 a 17 años que trabajó fue 586 mil personas. En este país las peores formas de trabajo infantil están descritas en la Resolución 3597 de 2013, Ministerio de Trabajo. En 2021 se cumplen dos décadas de declarado un día del año como Día Mundial contra el Trabajo Infantil, con la finalidad de concentrar la atención en este cáncer mundial. Así las cosas, se espera acabar con las formas contemporáneas de esclavitud y trata de personas y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, de aquí a 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas.
“Esperamos que este sea un paso más, un día a día, hacia un mundo en el que ningún niño sea sometido al trabajo infantil”, dijo Martín García Moritán, el delegado de Argentina ante las Naciones Unidas.
@luforero4