Por: Diego Calle Pérez.
El lector regaña, el lector critica, el lector espera mucho de lo que uno expresa. Las apreciaciones que son muy cortas para ahondar en temas que merecen líneas de tiempo para contextualizar los hechos.
Casi nadie conoce los problemas que agravan la situación de los países del sur del continente. Ni siquiera Eduardo Galeano logro hacer una segunda versión de las Venas Abiertas de América Latina, ni siquiera Julio Cortázar se pudo dedicar a los cuentos peregrinos de Gabriel García Márquez y pareciera uno todavía recordar la imagen de Mario Benedetti tomando mate con Eduardo Galeano en el boliche cerca al centro cultural de Montevideo.
América para los americanos, frase acuñada para hacer referencia a los yanquis que supuestamente quieren dominar todo a punta de su billete verde y su armamento nuclear. América del norte anda contenta con su nuevo presidente, a menos de 72 horas firma cambios de paradigmas en su propio país que son ejemplo para el mundo en lo referente al clima y otras gestiones referentes a la vacuna y no se sabe nada de la deuda externa de los países del sur del continente.
El sur también existe, aquí abajo, los países que siguen las cláusulas y las glosas de los acuerdos entre naciones y fronteras para unificar los dichosos mercados del tratado libre de comercio, todavía no se ven realidades sentidas y ahora se alejan más con la importación de las vacunas, porque algunos tienen negocio con Rusia, otros con China, otros con Alemania y los de siempre, con los Yanquis que llegan como Pedro por su casa, en estos territorios del banco mundial y el fondo monetario internacional.
El sur tiene tantos modelos como intereses de los propios y de los que llegan representando marcas y modelos de carros, restaurantes y comidas enlatadas. El sur del continente, países contrastes, desigualdades entre favelas y tugurios, característica del lenguaje según el país. El Sur que se apropia de sus paisajes y de sus gentes, soportan los cambios presidenciales, con la suerte que de pronto, mejoren los beneficios, que son enviados en paquetes económicos, que luego se pagan en dólares, al país que domina las arcas fiscales legales, de los países que esperan que cambie presidente, antes de que acabe la democracia del país del norte.