–Tras una visita de control fiscal a la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP), entidad encargada de vigilar la gestión del operador del relleno sanitario Doña Juana, la Contraloría de Bogotá evidenció que los lixiviados generados por el relleno, provenientes de las cerca de 200 mil toneladas de basura que mensualmente se depositan allí, no cumplen con los parámetros establecidos por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) respecto a su vertimiento final en cuerpos de agua superficiales y sistemas públicos de alcantarillado.
De acuerdo con lo establecido en la Resolución 01181 de 2020 de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales -ANLA-, de los 50 parámetros requeridos para el adecuado vertimiento de lixiviados, el operador aplica 26 de ellos pero solo cumple con 6. Entre los indicadores que se incumplen se encuentran el alto grado de concentración de elementos químicos como bario, berilio, cobre, litio y selenio en dichos líquidos, al igual que un alto nivel de acidez, sobrepasando los niveles permitidos por las autoridades ambientales del país.
De otro lado, y aunque la norma establece que el vertimiento de lixiviados no puede superar los 20 litros por segundo de dichos líquidos residuales, la UAESP reportó, en febrero pasado, un vertimiento equivalente a 24. 9 litros por segundo.
Actualmente, la descarga de lixiviados del relleno sanitario está afectando al río Tunjuelo, por lo cual, la Contraloría de Bogotá está adelantando una auditoría de desempeño para verificar si la UAESP monitorea, de manera continua, el adecuado tratamiento de los lixiviados antes de su vertimiento al afluente.
El ente de control realizará, en próximas semanas, pruebas químicas a la calidad del agua del río Tunjuelo para determinar, con mayor precisión, la cantidad de metales pesados en el agua y, de ser el caso, dar traslado a las entidades competentes para que se adopten las medidas correspondientes.