Por: Luis Eduardo Forero Medina
Desde el Valle de la Muerte en EE.UU, el lugar con la mayor temperatura registrada en la tierra, en California, hasta la Antártica, en la estación Vostok, donde hace casi 40 años los instrumentos de medición llegaron a marcar unos ?89,2 °C., viven el grupo de animales más antiguos sobre la Tierra, los insectos, que están sobre su superficie, en el aire, muy poco dentro del agua y estuvieron presentes en tres de las diez plagas bíblicas a través de los piojos, mosquitos y pulgas; moscas y langostas y saltamontes.
Los insectos que cada vez se estrellan menos contra el parabrisas de los autos por estar desapareciendo por los incendios forestales, la sequía y los fenómenos meteorológicos extremos, han tenido un éxito tan notable que cualquier personaje los envidiaría; además que la mayoría de las personas los evaden. Es el grupo de animales más diverso del planeta, han sobrevivido a todas las extinciones masivas de la historia de la Tierra; la familia de las hormigas son las más trabajadoras; son los únicos invertebrados que poseen alas; son extremadamente fecundos, algunas hembras pueden poner más de un millón de huevos; las cigarras o chicharras aparecen en marzo, abril y mayo anunciando la llegada de la Semana Santa; algunos miden pocos milímetros; en fin, los insectos son fundamentales para la alimentación mundial debido a que la mayoría de las plantas dependen de esos animales para la polinización de sus flores o el proceso para que las plantas con flores produzcan sus frutos y semillas. Aunque el consumo de insectos por los seres humanos o entomofagia, es poco difundida, es común en muchos países, principalmente en regiones de Asia, África y América Latina. En los meses de abril, mayo y junio en el departamento de Santander en Colombia, en las horas de la madrugada centenares de personas acuden a la caza y recolección de las “hormigas culonas”, que salen de las entrañas de la tierra para secar sus alas, aparearse y crear nuevos hormigueros. Algunos de los beneficios para la salud del consumo de insectos es que “proporcionan proteínas y nutrientes de alta calidad en comparación con la carne y el pescado.” (FAO).
Entre los insectos que visitan las flores siempre en busca de néctar o polen, se encuentran los coleópteros (escarabajos), los dípteros (moscas), los lepidópteros (mariposas) y los himenópteros (abejorros, avispas y abejas). Las abejas son los polinizadores por excelencia y sumamente peligrosas en eventos de ataques de enjambres de estos antófilos. “Si todos los insectos desaparecieran hoy, dentro de un año la extinción de las plantas llevaría a la muerte de la mayor parte de los animales del planeta. A su vez, la Tierra estaría cubierta de gran número de bacterias y hongos descomponiendo volúmenes elevados de materia orgánica. Afortunadamente, éste no es un escenario posible” (Gob.ar).
La ciencia clasifica a los insectos como artrópodos (“patas con muchas articulaciones y se doblan en varias direcciones”); entomología médica es la ciencia que estudia los insectos y otros artrópodos que intervienen en el ciclo de transmisión de enfermedades que afectan al hombre y a los animales domésticos y silvestres. Entre otros beneficios, la medicina poco, pero se vale de los insectos; las picaduras de algunos de ellos, tienen valor como remedio contra el reumatismo y la artritis. Igualmente, en productos como la jalea real y el propóleos. La moda acude a las larvas de ciertas mariposas que dan seda de donde se elaboran finas telas. En la industria, los insectos se emplean en la producción de lacas, pinturas y tintes y hasta en ensayos de laboratorio. En la agricultura, algunos insectos son bienvenidos en las cosechas por contribuir a exterminio de plagas, otros no tanto, porque dañan granos y productos almacenados. Los insectos perjudican entornos privados y oficiales, que motivan a las autoridades a adelantar periódicas campañas sanitarias. De acuerdo a la FAO (La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), las enfermedades de las plantas y las plagas, encuadradas así porque compiten con los humanos por comida, se propagan principalmente de tres maneras, una de ellas por los insectos u otros patógenos transmitidos por vectores. (Los otros son el comercio o los movimientos migratorios de las personas y los factores ambientales – el tiempo y transportadas por el viento). Por los cielos de África, el Cercano Oriente y Asia sudoccidental surcan nubes inmensas de langostas, representando una grave amenaza a la producción agrícola. De otra parte, las pulgas, garrapatas y piojos, de ordinario son portadores de graves enfermedades. La enfermedad de Chagas (transmitida por triatominos), la leishmaniasis (por flebótomos) y la esquistosomiasis (por moluscos); el paludismo o malaria es dada por mosquitos anofelinos; el dengue es comunicada por mosquitos del género Aedes; la fiebre chikungunya, la fiebre por el virus de Zika, la fiebre amarilla, la fiebre del Nilo Occidental, la encefalitis japonesa, son trasferidas por mosquitos. “La mayor carga de estas enfermedades, afectan de forma desproporcionada a las poblaciones más pobres”, indica la OMS (La Organización Mundial de la Salud). Algunas fuentes señalan que hay 200 millones de insectos por cada ser humano, es decir un billón quinientos mil millones de insectos (1 500 000.000.000).
@luforero4