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¿Qué riesgo corre una persona que no quiera vacunarse contra COVID-19?

Radio Santa Fe Cm

Frente a los riesgos que puede correr una persona que no quiera recibir sus dosis de vacuna contra coronavirus, Gabriela Delgado, experta en bacteriología y PhD en ciencias farmacéuticas de la Secretaría de Salud, explica que acceder a la inmunización, además de ser una responsabilidad propia y de cuidado con las demás personas, es un acto voluntario que reduce en gran porcentaje la posibilidad de ingresar a hospitalización en UCI, tener graves complicaciones de salud e incluso morir a causa del virus SARS-CoV-2, que es el que produce la enfermedad de la COVID-19.

Desde esa perspectiva y luego de más de un año de pandemia, se conoce que existen grupos de personas asintomáticas, es decir que adquieren el virus y no presentan síntomas asociados al COVID-19, así como poblaciones que desarrollan cuadros severos de la enfermedad y necesitan atención personalizada en Unidades de Cuidado Intensivo, UCI.

Según datos publicados en la página web Our World in Data, a nivel mundial han fallecido más de 3 millones y medio de personas luego de contagiarse con el coronavirus y desarrollar cuadros graves de la enfermedad en sus sistemas respiratorios. También es claro que gran parte de estas personas fallecieron sin antes haber logrado recibir sus dosis de vacuna contra COVID-19.

“Las vacunas son productos biológicos que se producen para inducir una respuesta del sistema inmune de las personas, de manera segura y con el fin de protegerlas contra una infección o enfermedad. Esto quiere decir que los biológicos entrenan al sistema inmune para combatir el virus y evitar complicaciones severas en salud e incluso fallecer a causa de la enfermedad de la COVID-19”, explicó María Teresa Rugeles, Bacterióloga y Doctora en Ciencias Básicas Biomédicas de la Universidad de Antioquia.

A través de la historia de la salud en el mundo se ha comprobado que las vacunas son parte de las estrategias más efectivas para hacer control de las enfermedades transmisibles, evitar mayores complicaciones y reducir la mortalidad de la población, además, son seguras y la comunidad científica no ha encontrado que produzcan efectos psicotóxicos severos.

Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, una persona que se contagia con COVID-19 puede ser desde asintomático, hasta presentar la siguiente lista de síntomas, según sea la predisposición de su sistema inmune para enfrentar al virus y si a eso se suma el hecho de no recibir las dosis de vacuna:

Síntomas comunes
Fiebre.
Tos seca.
Cansancio.
Otros síntomas menos frecuentes y que pueden afectar a algunos pacientes
Pérdida del gusto y/o el olfato.
Congestión nasal.
Conjuntivitis (enrojecimiento ocular).
Dolor de garganta.
Dolor de cabeza.
Dolores musculares o articulares.
Diferentes tipos de erupciones cutáneas.
Náuseas y/o vómitos.
Diarrea.
Escalofríos y/o vértigo.
Síntomas de un cuadro grave de COVID-19
Disnea (dificultad respiratoria).
Pérdida de apetito.
Confusión.
Dolor u opresión persistente en el pecho.
Temperatura alta (por encima de los 38° C)
Otros síntomas menos frecuentes
Irritabilidad.
Disminución de la conciencia (a veces asociada a convulsiones).
Ansiedad.
Depresión.
Trastornos del sueño.
Complicaciones neurológicas más graves y raras, como accidentes cerebrovasculares, inflamación del cerebro, estado delirante y lesiones neurales.
La OMS recomienda a las personas de cualquier edad que tengan fiebre o tos y además respiren con dificultad, sientan dolor u opresión en el pecho o tengan dificultades para hablar o moverse, solicitar atención médica inmediata.

¡Las vacunas salvan vidas!
La Secretaría de Salud invita a la ciudadanía priorizada a no perderse la oportunidad de recibir sus dosis de vacuna contra COVID-19 y a asistir a los puntos de vacunación habilitados por el Distrito y/o las EPS de Bogotá.

Desde que inició el esquema de vacunación en Bogotá, la Secretaría de Salud registró un descenso del 20 % en los casos activos con COVID-19 en personas mayores de 70 años, así como una reducción del 39 % en mayores de 80 años durante el tercer pico de la pandemia, lo que demuestra la efectividad de las vacunas.