–Los cerca de 3 mil centros de votación instalados en todo el país abrieron esta mañana en Chile para una histórica jornada en la que más de 15,1 millones chilenos deciden si aprueban o rechazan la propuesta de nueva Constitución.
De aprobarse, el texto de la nueva Constitución sustituirá a la actual Carta Magna, heredada de la dictadura (1973-1990) y vista por una parte de la sociedad como el origen de las desigualdades del país por fomentar la privatización de servicios básicos, como educación, salud o pensiones.
Las urnas estarán abiertas hasta las 6 de la tarde y el resultado, que se espera muy ajustado, se conocerá un par de horas más tarde.
La pregunta que los votantes encuentran en la papeleta es: «¿Aprueba usted el texto de Nueva Constitución propuesto por la Convención Constitucional?». Si la mayoría vota por darle luz verde al texto, concluirá así el ciclo de la Carta Magna vigente, que fue redactada en 1980, durante la dictadura de Augusto Pinochet.
De ganar la opción del ‘Rechazo’, el presidente de Chile, Gabriel Boric, reveló que su Gobierno impulsará otro proceso constituyente a partir de cero, incluida la elección de 155 convencionales.
Sin embargo, la derecha y la ultraderecha –principales promotoras del ‘Rechazo’– han planteado que, de ganar su opción, se mantenga la Constitución de Pinochet pero con algunos ajustes o se designe a un «comité de expertos» para que elabore un nuevo texto.
En esta ocasión, gracias a la Ley N°21.385, la ciudadanía podrá votar cerca de su domicilio, por lo que la ubicación de algunas de las mesas y centros electorales podrían cambiar. Los chilenos podrán consultar el sitio que les toca a través del sitio web del Servicio Electoral de Chile (Servel).
Los resultados se definirán por mayoría simple y, una vez que cierren todas las mesas de votación, el Servel estará a cargo de los boletines, que se difundirán el mismo día. No obstante, el escrutinio final será responsabilidad del Tribunal Calificador de Elecciones, que deberá divulgarlo dentro de un plazo máximo de 30 días.
La polarización y el clima de tensiones fue creciendo en las últimas semanas en torno al texto que se someterá a consulta y que, por primera vez, contempla el reconocimiento de los derechos de las mujeres, plantea la existencia de un Estado plurinacional y le otorga un lugar preponderante a la ecología.
Los adherentes de las dos opciones en disputa protagonizaron una dura campaña que estuvo signada por manifestaciones, debates públicos, ‘fake news’ y posiciones ambiguas por parte del presidente chileno, Gabriel Boric, quien dejó entrever que había un «plan B» en caso de que el ‘Apruebo’ no obtenga la mayoría.
El clima de confrontación era de esperarse, ya que la consulta es el resultado directo del llamado ‘estallido social’ de 2019, que derivó en protestas contra el anterior Gobierno de Sebastián Piñera, la solicitud de una nueva Constitución, la elección de una convención –conformada por una mayoría de independientes y progresistas– y el mismo triunfo del actual presidente.
Pero a pesar de los consecutivos logros electorales y políticos de la izquierda en Chile desde 2019, el Gobierno de Boric se prepara para afrontar dos escenarios posibles: el primero, si gana el apruebo, es que haya modificaciones en el texto sometido a consulta. Si, por el contrario, se impone el ‘rechazo’, su apuesta es convocar otra convención constituyente para elaborar una nueva propuesta.
Para plantear ese segundo escenario, el presidente insiste en el hecho de que la sociedad chilena quiere una nueva Constitución, ya que esta fue la opción que eligió el 78 % de los ciudadanos en el ‘plebiscito de entrada’ que se realizó el 25 de octubre del 2020. (Con información de RT y DW).