Opinión

Vandalismo por doquie

 Por: Luis Eduardo Forero Medina

Frases como que “El Titanic no lo hunde ni Dios”, o que, al cuadro más conocido del mundo, “La Gioconda” de un valor de unos 2.500 millones de dólares, del inmortal Leonardo Da Vinci, no le entra una bala, fueron completamente desvirtuadas, sea por la imprudencia de quienes las pronunciaron o por el vandalismo contra la pintura exhibida en el Museo de Louvre, que su vidrio blindado fue alcanzado por un pedazo de pastel.

Según la definición de la Real Academia Española, Vandalismo es “Devastación propia de los antiguos vándalos. Espíritu de destrucción que no respeta cosa alguna, sagrada ni profana.” Las legislaciones de varios países consideran actos de vandalismo, desde grafitis hasta ataques a personas, animales, daños a inmuebles, a paraderos de sistemas de transporte público masivo, a mobiliarios, a monumentos públicos, destrucción de sitios web; primando en todo caso la intención de hacer daño a un tercero por diversas causas que aducen la persona o grupo de vandalismo. Los vándalos fueron un pueblo germano de Europa central que habitaban las regiones ribereñas del mar Báltico, en las actuales Alemania y Polonia. (Wikipedia).
Algunos países consagran el vandalismo expresamente como tipo penal, otros lo tienen inmerso en delitos con calificación diferente.  En Estados Unidos, el vandalismo contra los bienes es un delito sancionado con penas de prisión, multas o ambas. En Alemania está previsto una multa de hasta 12.000 euros y una denuncia penal por ‘daños perjudiciales a la comunidad’. En México el vandalismo es calificado como “daños delictivos”, “transgresión maliciosa”, “conducta maliciosa”. En Chile, el Código Penal en el artículo 183 reprime el vandalismo con prisión de quince días a un año, y en la Cámara de diputadas y diputados cursa un proyecto de ley que sanciona actos de violencia en contexto de manifestaciones públicas y saqueos. En Colombia, en el 2019 se propuso reformar el Código Penal, incluyendo pena de prisión de 6 a 8 años y multa de 100 a 500 salarios mínimos legales mensuales vigentes, para “El que, valiéndose de una protesta, manifestación o movilización pública, dañe, atente o destruya los bienes públicos o privados; atente contra la integridad física de los miembros de la fuerza pública”.

Los sitios elegidos para vandalizar son estratégicos como  El campo de exterminio nazi de Auschwitz; Palacios de Justicia, en Tuluá en Colombia, que fue incendiando en más del 60% de su estructura; en Bogotá en protestas que duraron más de un mes el año 2021, fueron vandalizados decenas de CAIS, estaciones de transporte masivo, cajeros bancarios, semáforos y sedes de despachos públicos.  En Estados Unidos, varias estatuas de Cristóbal Colón fueron   derribadas, decapitadas o pintadas de rojo sangre. En Perú atentaron contra el patrimonio arqueológico de Machu Picchu, concretamente en el célebre Templo de Sol. Los azulejos de cerámica y las decoraciones interiores en mármol de La famosa mezquita de Karamanli, Trípoli, fueron arrancadas y el suelo del templo quedó totalmente despedazado. En el mundo, varias iglesias,  fueron  incendiadas.  “¡No se puede hacer la guerra en nombre de Dios!”, señaló el papa Francisco.

Las causas que originan los actos vandálicos son esgrimidas según el momento:   una respuesta a la nueva edición de Charlie Hebdo donde se graficó nuevamente a Mahoma; el atentado a “La Gioconda” para que “Piensen en la tierra, hay gente que está destruyendo la tierra. Todos los artistas piensen en la tierra. Por eso hice eso”.  A   La Piedad, de Miguel Ángel, porque “Soy Jesucristo”. La mujer que embistió contra   una pintura del pintor español Diego Velázquez, lo dedicó a la lucha de las mujeres por obtener el pleno derecho a votar. El que cogió a martillazos un urinal blanco exhibido en el Centro Pompidou de París, alegó que era “una performance” que hizo a la obra “fresca y nueva. algo que Duchamp habría aprobado”. El cambio climático fue lo que motivaron a quienes se pegaron al marco de la Madonna Sixtinala obra más conocida de un museo de Dresde perteneciente al pintor Rafael Sanzio. No faltan los que defienden sus desafueros por un ‘¿Qué tiene más valor? ¿El arte o la vida? ¿Vale más que los alimentos o la justicia’? Un turista arremetió contra los Museos Vaticanos porque no le permitieron ver al papa.

Los objetos con que vandalizan van desde tomates a Los Girasoles de Van Gogh, hasta pasteles, martillos, piedras, obras de arte rociadas con ácido (“Mona Lisa”), brocas, cortadoras de vidrio y   objetos que los turistas compran en las tiendas de souvenirs y portan libremente.

Para enfrentar este fenómeno mundial han surgido propuestas como la de la UNESCO que aboga por “reforzar la vigilancia para proteger el patrimonio cultural… en el actual contexto de creciente inseguridad y disturbios…y poner en marcha un curso formativo para tratar situaciones de emergencia y para la prevención de riesgos que permitirá a las autoridades proceder a una evaluación rápida de la situación y a documentar y vigilar el patrimonio”. Así mismo se pretende incluir el vandalismo como tipo penal en varias legislaciones, esto es al vandalismo que se inmiscuye en la protesta social; que sin embargo es interpretada como una criminalización a la protesta social; argumentando de otro lado que es tipificar delitos que ya existen.

@luforero4