Reconciliación con las FARC, el mensaje de víctimas tras 20 años de la bomba en El Nogal
El mensaje que las víctimas del Club El Nogal de Bogotá, que el 7 de febrero de 2003 sufrió un atentado con carro bomba que dejó 36 muertos y más de 200 heridos, es de reconciliación y por eso este martes conmemoraron el vigésimo aniversario junto a los miembros de las FARC que cometieron el ataque.
Desde 2016, cuando se firmó el acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC, víctimas del atentado, lideradas por Bertha Lucía Fries, trabajan con excombatientes que hacían parte de la guerrilla que con ese atentado les cambió la vida.
“La reconciliación se hace con aquellos que nos han hecho daño”, dice Fries en la conmemoración del atentado, uno de los más sangrientos del conflicto armado colombiano.
La ceremonia, apoyada por el gubernamental Instituto de Paz de Estados Unidos, se realizó en el auditorio de la Sociedad Colombiana de Arquitectos porque los antiguos miembros de las FARC no pueden ingresar al Club El Nogal.
“Está prohibida la entrada de las FARC al edificio de El Nogal. Respetamos esa prohibición y nunca hemos ido en contra de ella”, añade la líder de las víctimas.
En esa línea, entre los participantes, además de Rodrigo Londoño -último comandante de las FARC- y Fries, estuvieron el padre Francisco de Roux, expresidente de la Comisión de la Verdad; la directora de la Unidad para las Víctimas, Patricia Tobón, y el viceministro del Interior, Gustavo García, entre otros.
También asistieron víctimas y familiares de quienes murieron en el ataque, que encontraron en la ceremonia el momento para expresar sus emociones por un atentado que aún los atormenta.
Los asistentes llevaban una margarita azul en el pecho, que fue elegida por las víctimas como uno de sus símbolos porque “representa paz”.
REFLEXIÓN DE LONDOÑO
“Si hubiera sido consultado entonces, a comienzos del 2003, (sobre el plan del atentado) ¿cuál hubiera sido mi respuesta?”, reflexiona Londoño, quien dice que le ha dado vueltas por años a esa pregunta.
Es por eso que hoy, seis años después de la firma del acuerdo de paz, Londoño, presidente del partido Comunes, pidió “de la manera más humilde perdón” a las víctimas del atentado.
“Apenas en unas horas se cumplirán dos décadas del brutal estallido que arrasó las instalaciones del Club El Nogal (…) Un acto demencial que si bien ocasionó muerte, dolor, sufrimiento de toda índole, angustias múltiples (…) hay que decir que terminó volviéndose contra sus perpetradores, señalados con justicia”, afirma Londoño, visiblemente nervioso.
El exjefe de las FARC dice que, más allá de cualquier obligación legal, hace este pedido de perdón “por imperativos humanos y éticos”, también “agobiado por la vergüenza y consciente, hoy más que nunca, del horror que causamos, de la tragedia sin fin”.
Por eso afirma que “cualquiera que fuera el argumento con que se pretendía justificar el atentado se transformaría en cenizas ante sus terribles consecuencias”.
VERDAD PLENA Y AYUDA
Los exjefes de las FARC aseguran que el atentado fue motivado por las reuniones que supuestamente paramilitares y políticos hacían en ese exclusivo club social de la capital colombiana.
Sin embargo, 20 años después, las víctimas siguen esperando verdad plena, pero agradecen los actos de perdón y de reconocimiento de responsabilidades hechos por la guerrilla y las desmovilizadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
“Los de las FARC nos dieron las verdades que tenemos hoy en día y con ellos estamos trabajando conjuntamente en encuentros transformadores”, expresa Fries a EFE.
Las víctimas esperan además que la Justicia se pronuncie y ratifique que “el Estado es responsable” también. Hoy esperaban al presidente Gustavo Petro, a quien invitaron desde noviembre pasado, pero no asistió al acto.
También piden al Estado una condonación de todas las deudas que tienen por cuenta del atentado que les cambió la vida.
“Han pasado 20 años, hemos tenido que asumir deudas. Ninguno de nosotros creía que nos iban a poner una bomba, pero además nos ha tocado sacar de nuestro bolsillo para funcionar porque las incapacidades no las pagan (…) y hay una serie de enfermedades que han salido”, expresa.
Fries, por ejemplo, tuvo que dejar de trabajar durante 10 años junto a su marido, de quien dice, fue su “enfermero” porque durante todo ese tiempo no podía moverse y tuvo que asumir además gastos de salud y de defensa de sus derechos. EFE