Por: Diego Calle Pérez.
Las obras públicas no son favores. Son parte del presupuesto invertido, del impuesto predial, impuesto de movilidad, de industria y comercio. Las obras públicas son las que más benefician a la comunidad. Son las que más muestran gestión de un alcalde, gobernador y presidente. Tal parece que nos han estado inoculando odios y desamores a medida que van pasando los años y se van consolidando los mismos en el poder político. Pasa en el pueblo de sexta categoría y en la capital metrópoli de la nación. Por demás, la única como distrito capital.
No llevamos muchas décadas de elegir gobiernos populares. Se están cumpliendo 35 años de haber elegido los alcaldes en las urnas, que otros llaman democracia. Con la constitución del año 1991, se eligieron los gobernadores y de ahí a la fecha, en esa línea del tiempo, se han observado, alcaldes y gobernadores, repitiendo en periodos alternos, sin tener presente concejales y diputados que se han jubilado. Durante estos años se han inoculado odios y desamores. Algunos se lo han ganado y otros han perdido su imagen, con la propia ciudadanía, que un día, madrugaron a depositar el voto, que a bien tuvieron de ser elegidos, defraudaron al pueblo con los manejos del presupuesto municipal.
Inocularon odios y no ideologías, los partidos políticos tradicionales, sí, esos que se distinguen por colores, rojo y azul, hoy compiten con otros colores que nunca será el fucsia. Desde 2002, se viene inoculando odios y desamores, si no piensa como debe pensar, es un enemigo del sistema, se busca inocular la figura de una persona, será la frase más apropiada, para estandarizar la manera de tener una ideología, pareciera busca, que la ciudadanía camine, a los mismos pasos del overol de la mentira repetida demasiadas veces. Hay sombras del pasado, casi nadie descifra, pocos saben de las realidades del país, millones de pobladores, diferentes y distantes ciudades unos odian al tal y otros aquel candidato.
Inocularon odios, esos odios están expuestos en los discursos, en las imágenes de las redes sociales, en los espacios de radio y televisión, en la prensa digital. Lentamente, con una filigrana, estilo joyero de corona de rey, se han metido en el rancho de cada ciudadano, para crear odios y desamores, tanto así, se ven familias resquebrajadas por los odios creados por elecciones electorales. Tremendos desamores, inoculando odios.
Diego Calle Pérez