Los Gobiernos de Colombia y Brasil defendieron los cambios que han propuesto en materia tributaria durante la semana grande en Washington del Fondo Monetario Internacional (FMI), que celebra sus reuniones de primavera.
El ministro de Hacienda y Crédito Público de Colombia, José Antonio Ocampo, y el secretario de política económica del Ministerio de Finanzas de Brasil, Guilherme Mello, participaron este viernes en una mesa redonda con el título “Voces del Sur Global: Tributación y policrisis”, en el marco de las reuniones de primavera del Fondo.
Frente a decenas de personas, Ocampo aprovechó para explicar algunos de los elementos clave de la reforma tributaria con la que el Gobierno colombiano espera recaudar 19,7 billones de pesos (unos 4.136 millones de dólares) y que el presidente colombiano, Gustavo Petro, sancionó en diciembre tras la aprobación del Congreso.
Según explicó Ocampo, la reforma tributaria ha servido para eliminar los beneficios fiscales de los que disfrutaron durante años los más ricos, al mismo tiempo que se están impulsando los pequeños negocios y se ha creado un sistema destinado a potenciar la protección al medioambiente.
Ocampo defendió la sobretasa en el impuesto de renta a las empresas petroleras y carboníferas del 10 % para el primer año que se incluyó en la reforma tributaria, porque del mismo modo que el sector del café contribuyó más cuando disfrutó de su “boom”, debería ocurrir lo mismo con los combustibles fósiles.
“El sector cafetero contribuyó a las finanzas públicas. Y ahora debe pasar lo mismo con el petróleo y el carbón”, subrayó.
Explicó, además, que la reforma tributaria ha aumentado el tributo a alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas -con algunas excepciones- del 10 % en 2023, que aumentará al 20 % para 2025.
Por su parte, Mello ofreció detalles de la llamada regla fiscal en Brasil, un plan diseñado por el Gobierno del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, para sanear las cuentas públicas al establecer que el gasto público solo puede aumentar cada año un 70% del incremento de la recaudación.
El objetivo de la propuesta de Lula es mejorar de manera progresiva las cuentas públicas y pasar de un déficit primario de -0,5% del producto interno bruto (PIB) a un superávit de 1% del PIB en 2026.
La propuesta de Lula irá ahora al Congreso y, según dijo Mello, aún queda mucho por hacer porque el sistema fiscal apenas ha cambiado en las últimas décadas.
Entre otras cosas, Mello enfatizó la necesidad de desarrollar programas sociales para acabar con la pobreza y el hambre en Brasil.
Precisamente, el FMI pidió esta semana a los países de Latinoamérica que pongan en marcha políticas fiscales más estrictas, subiendo por ejemplo los impuestos a los ricos, para contener la alta inflación y quitarles así algo de peso a los bancos centrales en su política monetaria.
Durante las reuniones de primavera, el FMI ha pedido repetidamente un endurecimiento de la política fiscal como forma de complementar la política monetaria, en un momento en que el crecimiento se está viendo lastrado por los tipos altos y la incertidumbre global.