Tras hallazgo de escombros en el Atlántico Norte, dan por muertos los pasajeros del submarino desaparecido
El operativo de rescate del submarino que desapareció durante una expedición a las ruinas del Titanic detectó “restos materiales” en la zona de búsqueda este jueves, después de que se cumpliera el límite de 96 horas que se estimaba duraría el aire respirable en la embarcación, un momento clave en los intensos esfuerzos para salvar a las cinco personas que había a bordo.
La Guardia Costera de Estados Unidos informó en Twitter que fue descubierto “un campo de restos materiales
” dentro del área de búsqueda gracias a un robot submarino no tripulado (ROV) cerca del Titanic. La información recopilada está siendo investigada.
El experto en submarinismo David Mearns, amigo de los pasajeros del Titán, informó a la BBC que entre los restos se encuentran “una estructura de aterrizaje y una cubierta trasera del sumergible”, según le informó el presidente del Club de Exploradores, relacionado con la comunidad de submarinistas y socorristas.
Por su parte, la cadena estadounidense CNN cita un memo que también confirmaría que los restos provienen de la parte externa del submarino. El documento agrega que el hallazgo tuvo lugar a 500 metros de la proa del Titanic, y que ocurrió alrededor de las 9.
Los guardacostas estadounidenses se mantenían “optimistas” esta mañana, mientras la situación se volvía cada vez más complicada para los pasajeros del pequeño sumergible de aguas profundas de la empresa privada OceanGate Expeditions. El Titán llevaba aire respirable para unas 96 horas cuando zarpó alrededor de las 6 de la mañana del domingo en el Atlántico Norte. Eso fijaría un plazo límite para el rescate entre las 6 de la mañana y las 8 de la mañana del jueves, según información proporcionada por los guardacostas estadounidenses y la compañía que organizó el viaje.
A bordo del sumergible viajaban el millonario británico Hamish Harding, presidente de la compañía Action Aviation; el paquistaní Shahzada Dawood, vicepresidente de Engro, y su hijo Suleman; el experto buceador francés Paul-Henri Nargeolet; y Stockton Rush, director general de OceanGate Expeditions, la compañía que opera el sumergible, y que cobraba 250.000 dólares por turista.