La Paloma de la Paz y la Madre Superiora, legado del maestro Fernando Botero en la Casa de Nariño
La Casa de Nariño rinde homenaje a la memoria del maestro Fernando Botero, el artista colombiano más importante del siglo XX, fallecido en la mañana de hoy en el principado de Mónaco.
Sus obras: La Paloma y la Madre Superiora, dos de sus piezas más emblemáticas ubicadas en la antesala de los salones Gobelinos y Bicentenario o Consejo de Ministros, fueron donadas por el maestro Botero a la sede presidencial, y representan el centro de interés de quienes visitan cotidianamente la Casa de Nariño.
La Madre Superiora, La Monja o Sor Palacio, es una pintura al óleo sobre tela que el maestro Botero entregó al presidente Belisario Betancur en 1982.
Desde su llegada a la sede presidencial, la obra se convirtió en un símbolo que ha ocupado lugares privilegiados en los salones de la Casa de Nariño.
Primero estuvo en el salón Protocolario, pero se desmontó en el gobierno del presidente Virgilio Barco. En el mandato de César Gaviria, La Monja vuelve a ser exhibida, sin embargo, Ernesto Samper la retira y la traslada al Museo de Nacional.
Su regreso a la Casa de Nariño se realizó en el gobierno de Andrés Pastrana y fue recibida con alfombra roja y su entrada fue la Plaza de Armas. Desde ese momento no ha vuelto a abandonar la sede presidencial.
La Paloma de la paz
La Paloma de la Paz, principal símbolo de los acuerdos con la guerrilla, fue donada por el maestro Botero en septiembre de 2016 al país y entregada al presidente Juan Manuel Santos para que los colombianos y extranjeros la visiten en la sede presidencial.
Fue ubicada en el salón Gobelinos de la Casa de Nariño, pero al finalizar el periodo presidencial de Santos fue trasladada al Museo Nacional.
Durante cuatro años el ícono de la paz estuvo en el histórico museo y, recién llegó a la Casa de Nariño, el presidente Gustavo Petro ordenó que volviera a la casa presidencial. “Otra vez en su lugar”, dijo.
“El palacio se abre al público con horarios. Todo este arte es también para la sociedad. La gente puede ver la espada de Simón Bolívar y, ahora, la Paloma de Botero. Mi deber es que se vuelvan públicos, de la gente”, aseguró el jefe de Estado.