–¿Qué país latinoamericano tiene el mejor sistema sanitario? ¿Cuáles son los criterios que posicionan a un país por sobre otro en un ránking? ¿Es justo compararlos? Expertos consultados por DW aclaran estas y otras preguntas sobre los sistemas de salud de los países de la región.
De acuerdo con uno de los últimos estudios de valoración de los sistemas de salud en América Latina y el respectivo ranking, Colombia ocupa el quinto escalón, con 81,5 puntos, después de Costa Rica (90), Chile (87,6), Panamá (85) y Cuba (83,7).
En los últimos años, estudios internacionales con diferentes enfoques y variables han mostrado en qué situación se encuentran los sistemas sanitarios de los países latinoamericanos, en comparación con otras naciones más ricas y más pobres.
En 2019, la revista médica The Lancet publicó una investigación sobre la calidad de los servicios de salud de 204 países entre 1990 y 2019. En ese informe, los países latinoamericanos con mejores resultados fueron Costa Rica, Chile y Colombia. Entre los peores figuraron Venezuela, Paraguay, Nicaragua y Bolivia.
Otro estudio realizado por la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC) en noviembre de 2022 entregó resultados similares. Basados en el Índice Compuesto de Resultados en Salud (ICRS) -que toma en cuenta 12 variables, como la tasa de mortalidad materna, tasa de enfermedades no transmisibles, financiación o esperanza de vida, entre otros-, Costa Rica, Chile, Panamá y Colombia obtuvieron la mejor puntuación, mientras que Guatemala, República Dominicana y Paraguay, la peor.
En abril de este año, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), dio a conocer el “Health at a Glance: Latin America and the Caribbean 2023”, el informe más reciente sobre el panorama de los sistemas sanitarios de la región.
En diálogo con DW, Octavio Gómez Dantés, investigador del Centro de Investigación en Sistemas de Salud del Instituto Nacional de Salud Pública de México, afirma que en el reporte “hay cuatro o cinco indicadores que nos dicen muy claramente quién es quién” en la región.
El experto asegura que “no existe un sistema de salud en ALC -América Latina y el Caribe- que pueda considerarse el mejor y el modelo a seguir. Algunos se desempeñan muy bien en algunas áreas, y no tan bien en otras”.
La puntuación otorgada a cada país considera variables como esperanza de vida, financiación, tasas de mortalidad y desempeño en la pandemia del Covid-19, entre otras.
Sin embargo, agrega el investigador mexicano, hay tres países “que muestran buenos valores en indicadores clave -inversión en salud, cobertura, condiciones de salud sensibles al desempeño del sistema y protección financiera-, que son Chile, Costa Rica y Uruguay”.
Juan García-Ubaque, médico especialista en salud pública y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), dijo a DW que “Costa Rica, República Dominicana y Colombia, quizás llevan la delantera”.
“El primero, por tener un sistema consolidado, el segundo, por el bajo gasto en salud y el avance en la conceptualización del derecho, y el tercero, por sus avances en los últimos años. Sin embargo, los sistemas de salud no tienen nada asegurado y por eso las crisis de los mismos tienden a ser recurrentes”, aclara.
Varios países de la región carecen de recursos suficientes para desarrollar sus sistemas sanitarios. Por lo tanto, las comparaciones y ránkings de calidad podrían ser injustas: “Es importante comparar el desempeño de los sistemas de salud. Es una de las maneras de mejorarlos: identificando las buenas prácticas y evitando las malas. Sin embargo, las comparaciones tienen que ser también justas y por eso tienen que tomar en consideración los recursos disponibles”, subraya Gómez Dantés.
“Las comparaciones más justas son aquellas que se hacen entre países con el mismo nivel de desarrollo”, añade.
Jorge Alarcón Villaverde, profesor del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) de Perú, responde a DW que antes de comparar “hay que ponerse de acuerdo en el concepto de sistema de salud y la forma de medir sus resultados, y no solo los procesos”, que no consideran la diversidad geográfica, económica, política y cultural.
El académico peruano explica que, en la mayoría de los casos, cuando se habla de sistema de salud, “solo se hace referencia al sistema sectorial de prestaciones”. Con esa mirada, agrega, se “comparan los países según indicadores que ocultan las diferencias existentes, las inequidades y desigualdades que en muchos de los países de nuestra región son muy grandes”.
Los expertos ofrecen sus recomendaciones para impulsar mejoras en los sistemas sanitarios latinoamericanos. García-Ubaque, de la UNAL, afirma que “indudablemente, los sistemas basados en la seguridad social han evidenciado resultados importantes” y la opción de un sistema nacional de salud es “recomendable”.
No obstante, añade, la gran dificultad de Latinoamérica yace en los empleos informales. Quienes no tienen un empleo formal, no pagan impuestos ni colaboran con el sistema sanitario: “Financiar la atención en salud con impuestos no solo resulta difícil, sino que obliga a castigar otras inversiones que pueden ser importantes para estas naciones”, concluye.
A juicio de Gómez Dantés, un buen sistema de salud debe cumplir con cuatro condiciones: “Invertir una cantidad razonable de recursos en salud (entre el 8% y el 9% del PIB); estar financiados con recursos predominantemente, pero no exclusivamente, públicos; garantizar acceso universal a servicios integrales de salud de alta calidad -lo que se traducirá en mejores condiciones de salud-; y garantizar protección financiera, es decir, evitar que los usuarios de los servicios de salud se empobrezcan por atender sus necesidades de salud”. (Informe José Urrejola, DW).