Iris Marín Ortiz rechaza amenazas del clan del golfo contra defensores y defensoras de derechos humanos y ambientales
–Desde la Defensoría del Pueblo y de la Naturaleza rechazamos categóricamente los señalamientos y descalificaciones que buscan desacreditar el trabajo de las organizaciones defensoras de derechos humanos y de los asuntos ambientales que promueven la convivencia pacífica en los territorios, notificó la jefe del organismo de control humanitario, Iris Marín Ortiz, frente a amenazas proferidas por el autodenominad “ejército gaitanista” del clan del golfo.
En el comunicado, la Defensora del Pueblo afirma que la deforestación, la pérdida de hábitats y la contaminación derivada de las actividades de minería ilegal, la extensión de la frontera agrícola y pecuaria, y los cultivos de uso ilícito son algunas de las economías que los grupos armados ilegales han consolidado, generando un impacto devastador en los ecosistemas y en las comunidades que dependen de ellos.
Añade que el reciente mensaje del grupo ilegal armado “es contraria a la realidad que enfrentan miles de colombianos y colombianas, y es un intento por deslegitimar las alertas y denuncias emitidas por organizaciones como CINEP”.
La Defensoría del Pueblo –puntualiza–ha advertido en varias alertas tempranas que el conflicto armado en Chocó afecta los procesos organizativos y de titulación colectiva, generando daños ambientales y socioculturales. El EGC y otros grupos controlan economías ilegales, como la minería de oro y la tala de árboles, lo que causa daños ecológicos y pone en riesgo a líderes y lideresas ambientales.
Recuerda que en las Alertas Tempranas como la 013-23, 014-23 y 021-20, se detallan los impactos de la minería ilegal y la contaminación en ecosistemas estratégicos, como el río Atrato y la Selva del Darién. Además, el EGC y el ELN generan altos riesgos para defensores y defensoras de derechos humanos que protegen el ambiente, incluyendo asesinatos, como el de una lideresa ambiental en 2020.
“Desde la Defensoría del Pueblo hacemos un llamado a que la protección y recuperación del ambiente, así como la protección de los liderazgos ambientales, sean un tema de primer orden en las mesas de negociación de paz y diálogos socio jurídicos con actores armados organizados”, precisa la Defensora del Pueblo Iris Marín Ortiz.
Finalmente insta “a las autoridades competentes a tomar acciones inmediatas y efectivas para proteger a quienes están en riesgo por su labor en defensa del ambiente y los derechos humanos. La protección de nuestros recursos naturales y el respeto por los derechos de todas las personas son fundamentales para construir un país en paz y justicia”.
Esto fue lo que dijo el “ejercito gaitanista”:
1. Se han conocido informes de prensa que reproducen, sin ninguna investigación que lo corrobore, las acusaciones que organizaciones como el CINEP ha hecho en contra del EGC, en donde se nos acusa de ser los mayores depredadores del medioambiente, causando una verdadera hecatombe para la biodiversidad del Chocó y del país.
2. Aprovechando la vitrina de la COP 16 que se lleva a cabo en el Valle del Cauca, se pretende ahora también que el EGC sea prácticamente el único responsable de los desafueros que se cometen por pobladores inconscientes, y que sin duda tendrá y tiene funestas consecuencias para la misma supervivencia humana.
3. Basta ya de tanta infamia en contra del EGC. EI mundo debe conocer que nuestra lucha política y social va dirigida a preservar el medio ambiente, trabajando todos los días para su protección.
4. Nos oponemos a la tala indiscriminada de árboles que implica la desaparición del bosque húmedo tropical, con toda su infinita biodiversidad, con especies vegetales y animales únicos y que apenas están siendo descubiertos por la ciencia.
5. Hemos trabajado por la preservación de las cuencas hidrográficas, porque el agua es imprescindible para la vida.
Tampoco aceptamos en nuestros territorios la caza a gran escala que aniquila las especies, además de que hemos adelantado regulaciones a la pesca en los ríos, para que haya la menor afectación posible.
6. Por último, tampoco somos responsables de la minería ilegal que deja tras de sí la devastación de la selva y de la cubierta vegetal. Hay que buscar a los verdaderos responsables de tanta degradación ambiental, para poder controlar sus acciones y detenerlas.