«Es un mero acuerdo de cooperación y diálogo» y «de forma alguna» prevé la presencia o el acceso de soldados de Estados Unidos a bases militares brasileñas, algo que «ni el Gobierno ni las Fuerzas Armadas aceptarían», explicó sobre el acuerdo conjunto una fuente del Ministerio de Defensa del Brasil.
Las negociaciones del convenio «han concluido» y será firmado el lunes próximo en Washington, adonde el ministro de Defensa, Nelson Jobim, viajará junto con el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, quien por su parte asistirá a la Cumbre sobre Seguridad Nuclear que se celebrará en la capital estadounidense, agregó el portavoz.
La cancillería brasileña, tal vez adelantándose a suspicacias, divulgó un comunicado el miércoles para explicar algunos de los aspectos del convenio, que «permitirá fortalecer el diálogo y abrir nuevas perspectivas de cooperación, sobre unas bases equilibradas y mutuamente benéficas», según las autoridades.
La nota añadió que se trata de «perfeccionar la cooperación ya existente y futura en áreas como visitas de delegaciones de alto nivel, contactos técnicos, encuentros de instituciones, intercambio de estudiantes y personal de entrenamiento, visitas de navíos y eventos deportivos y culturales».
Asimismo, establecerá «iniciativas comerciales relacionadas a la defensa» y «programas y proyectos de tecnología de defensa».
También, y aunque no fue explícita en ese punto, la cancillería pareció marcar diferencias en relación con el acuerdo mediante el cual Colombia ha permitido el acceso de tropas estadounidenses al menos a siete de sus bases militares, que en su momento fue criticado hasta por Brasil por lo que consideró una «falta de información previa».
La nota aclaró que, tal como se decidió en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), «el acuerdo contiene cláusulas de expresas garantías que aseguran el respeto de los principios de igualdad soberana de los Estados, de integridad e inviolabilidad territorial y de no intervención en asuntos internos de otros Estados».
El ministerio de Exteriores brasileño también precisó que «con fines de transparencia, todos los demás países miembros de Unasur fueron informados sobre la negociación del acuerdo Brasil-EEUU de cooperación en materia de defensa, así como de sus objetivos y características».
Según lo definió el ministro Jobim, es un acuerdo «muy general» y una suerte de «gran paraguas» bajo el cual se podrán «abrir muchas posibilidades en términos de negociaciones futuras», que no precisó.
Pese a los términos «genéricos» del acuerdo y a las garantías que Brasil dice haber ofrecido a sus vecinos, la sola confirmación de que el Gobierno de Lula firmará un convenio de defensa con Estados Unidos generó reacciones y comentarios con cierta carga de ironía.
«Ahora que Brasil tiene un acuerdo de defensa con Estados Unidos me imagino que se cerrará el comercio con Brasil», dijo el ministro de Comercio de Colombia, Luis Guillermo Plata, en unas declaraciones citadas por medios brasileños.
El jefe de cartera dijo esto haciendo alusión a la decisión tomada en julio de 2009 por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de congelar las relaciones con Colombia e incluso el comercio, ante la supuesta «amenaza» que supondría para la soberanía de su país la presencia de tropas estadounidenses en suelo colombiano.
El acuerdo entre Bogotá y Washington, rechazado en principio por la mayoría de los países de la Unasur incluido Brasil, generó una tormenta regional que aún no ha cesado y llevó al organismo regional a buscar parámetros de «confianza mutua», que precisamente se discuten en una reunión que concluirá el viernes, en Quito.
Precisamente en Quito la viceministra de Defensa de Ecuador, Rosa Pérez, dijo al diario El Comercio que en la reunión de hoy, «en principio, los acuerdos bilaterales que suscriben los países no han sido incluidos para el análisis de la Unasur ni constan como parte del plan de acción del Consejo de Defensa». EFE
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