A una semana de la elección del próximo domingo, los dos candidatos a la presidencia de Brasil, la oficialista Dilma Rousseff y el opositor José Serra, concentraron sus esfuerzos el domingo en la turística y populosa ciudad de Rio de Janeiro, donde ambos hicieron campaña.
En camiseta roja, el color del Partido de los Trabajadores, el presidente Luiz Inacio Lula da Silva acompañó a su delfina en un paseo en auto abierto por tres barrios populares del oeste de Rio, donde familias enteras salieron a la calle para acompañarlos y otros los saludaron desde ventanas y balcones.
A la misma hora, José Serra llevó a centenares de seguidores a Copacabana, la más turística playa de Rio, que inundó con banderines con su foto y los colores azul y amarillo del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
Acompañado de los principales políticos de su partido y del ex presidente Itamar Franco (1992-94), Serra elevó el tono de las críticas al gobierno y a su adversaria y dijo que el país necesita un Ejecutivo que “se traduzca en honestidad”, y en un “basta de escándalos” de corrupción.
Ayudaron a subir el tono de la jornada, en una campaña caracterizada por las acusaciones de corrupción y de polémicas religiosas y sobre el aborto, las declaraciones del obispo de Guarulhos (ciudad pegada a Sao paulo), que pidió públicamente el voto contra la candidata de Lula y aseguró que su “Partido de los Trabajadores es el partido de la muerte”.
“No voten por Dilma” Russeff, dijo el obispo Luiz Gonzaga Bergonzini, que asegura que la candidata despenalizará el aborto, e intenta convencer a los fieles del país con más católicos del mundo.
Ante el temor de que la coincidencia de los dos candidatos en Rio provocara incidentes violentos, como cuando el miércoles simpatizantes oficialistas lanzaron objetos al opositor Serra, Lula habían pedido contención a los militantes.
“No tenemos que aceptar provocaciones, porque la zurra que queremos darles es en las urnas”, dijo Lula el sábado.
A los dos candidatos les quedan apenas cuatro días para participar de actos públicos de campaña, y el viernes estarán en el último debate televisado, en la popular TV Globo.
Con una implicación al 100% del presidente Lula en favor de su delfina, la campaña de los candidatos se concentra ahora en los estados con más electores, donde la ventaja de Rousseff no es tan grande como en el norte del país: Sao Paulo, Minas Gerais y Rio.
Los candidatos disputarán el voto del 6% de electores indecisos y el 10% que han indicado que podrían cambiar de opinión. Otra preocupación es la abstención, y Serra pidió a los electores que no dejen de votar el domingo, ya que la elección coincide con un largo feriado.
“Va a ser una elección muy disputada”, adelantó el ex alcalde de Rio de Janeiro, Cesar Maia, quien acompañó a Serra en su acto de campaña.
Las encuestas dan como favorita a la ex ministra jefe del gobierno de Lula, Dilma Rousseff, de 62 años, con 50% de la intención de voto, sobre 40% del ex gobernador de Sao Palo José Serra, de 68.
Pero los sondeos no garantizan el triunfo de Rousseff, ya que se equivocaron en la primera vuelta a inicios de mes cuando habían previsto que la candidata oficialista saldaría la elección ese día. AFP