El impacto económico de la catastrófica temporada de lluvias que azotó a Colombia en 2010 podría ser de corta duración, y debe aprovecharse para mejorar la infraestructura del país, lo que generará más crecimiento, estiman analistas este miércoles.
“No hay duda que (el invierno) va a tener un impacto sobre el crecimiento del país, de cuánto no sabría decir”, dijo el martes el presidente del Banco interamericano de desarrollo (BID) Luis Alberto Moreno.
Pero Moreno, mencionando a Chile, donde el crecimiento alcanzó 6,2% en 2010 pese al sismo del 27 de febrero, también anotó que los recursos que luego ingresen para la reconstrucción tendrán “un impacto sobre el crecimiento”, sobre todo tomando en cuenta que “el atractivo para invertir en Colombia es enorme”.
Las previsiones del Departamento de Planeación Nacional (DNP) son de un crecimiento de 4,5% para 2011, ligeramente por debajo del objetivo de 5% fijado antes de la ola invernal que dejó a más de 2,2 millones de personas damnificadas, 310 muertos y 1.300 millones de hectáreas -un tercio de la superficies sembradas- devastadas por las inundaciones.
Pero, aunque el costo de los daños podría alcanzar los 5.000 millones de dólares, varios factores motivan el optimismo de analistas.
“El sector más afectado es sin duda la agricultura, pero las magnitudes son menores de lo que las imágenes proyectan”, declaró a la AFP un analista del ministerio de Comercio y Turismo, que desea no ser identificado.
Además, según este especialista, las áreas afectadas no se encuentran en zonas industriales.
La reconstrucción, anotó, podría causar una aceleración de las obras previstas, en carreteras y aeropuertos, lo que tendría un impacto positivo a mediano plazo, tras un año bastante negativo en cuanto a obras civiles, que según cifras oficiales, solo crecieron 1,8% entre enero y septiembre de 2010.
Este análisis también lo comparte la corredora de seguros Ina Haase, vicepresidenta de la aseguradora Wacolda.
“Nuestros clientes de la industria multinacional colombiana no se han visto afectados, al revés, sabemos que con la construcción de nuevas carreteras, habrá más licitaciones y necesidad de asegurar las obras”, dijo a la AFP.
“El panorama es muy alentador en 2011 para Colombia”, resalta también el analista Julián Cárdenas, de Corredores Asociados.
Algunos sin embargo, se muestran menos entusiastas.
Para Gonzalo Palau, profesor de economía en la privada universidad Rosario, de Bogotá, la ola invernal tendrá sin duda un impacto en el desempleo, actualmente de 10,2%, el más alto de América Latina.
“Esta calamidad va a traer más desempleo en las zonas que quedaron desutilizadas”, declaró a la AFP, anotando que además, generará migración hacia ciudades que ya acogen millones de personas desplazadas por el conflicto armado interno que vive el país.
El impacto de las lluvias no podrá ser compensado por el auge esperado de exportaciones tradicionales como el carbón y el petróleo, y el crecimiento de la inversión extranjera, que se situó en 2010 en 9.500 millones de dólares, afirma también el economista.
Todos, sin embargo, coinciden en un punto: Colombia debe aprovechar la oportunidad para lanzar “proyectos de largo alcance en infraestructura”, según palabras de Julián Cárdenas.
“Tenemos puertos saturados, bodegas a tope y demoras de varios días entre ciudades clave. Esto, entre otras cosas, prueba que no hemos avanzado en el transporte multimodal y que seguimos dependiendo de la tractomula, casi totalmente”, explicó al periódico Portafolio el presidente de la Asociación nacional de empresarios (Andi), Luis Carlos Villegas.
“Este puede ser el momento más propicio para diseñar la más ambiciosa política de vivienda social del país. Desalojar zonas de alto riesgo, desmontar cinturones de miseria, trasladar cascos urbanos y diseñar servicios públicos de más cobertura y calidad”, consideró. AP
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