El cargamento intervenido en Buenos Aires por las autoridades argentinas en un avión de la Fuerza Aérea estadounidense ha desatado el primer encontronazo diplomático entre EE.UU. y Argentina desde que Barack Obama llegó a la Casa Blanca.
El incidente, que ha motivado una llamada del secretario de Estado adjunto de EE.UU. para Latinoamérica, Arturo Valenzuela, al canciller argentino, Héctor Timerman, se agravó tras el anuncio del Gobierno de Cristina Fernández de que protestará ante Washington por el “material sensitivo” intervenido en el cargamento.
“El país formulará una protesta así como un pedido para la colaboración en la investigación sobre los motivos que la Fuerza Aérea de EE.UU.
tuvo al intentar violar las leyes argentinas ingresando material camuflado dentro de un cargamento oficial de Estados Unidos”, indicó anoche la Cancillería argentina en un comunicado.
Fuentes de la embajada estadounidense en Buenos Aires consultadas por Efe evitaron pronunciarse sobre el último anuncio del Gobierno de Fernández.
Las autoridades argentinas se incautaron de cerca de mil pies cúbicos del cargamento del avión que llegó al aeropuerto bonaerense de Ezeiza el pasado jueves con “material calificado como de guerra”, destinado a un curso conjunto sobre seguridad para la policía.
Según la versión argentina, la inspección de la Aduana y la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) detectó diferencias entre el material declarado y la carga, compuesta por armas, drogas, entre ellas, varias dosis de morfina, y equipos con información calificada como “secreta”.
Sin embargo, según el Departamento de Estado de EE.UU., el material había sido previamente autorizado y aprobado por Argentina y se iba a utilizar en un intercambio de entrenamiento entre militares estadounidenses y la Policía Federal argentina centrado en rescate de rehenes avanzado y técnicas de gestión de crisis.
“Todos los artículos eran material que normalmente serían llevados durante un ejercicio de entrenamiento de esta naturaleza”, afirmó un comunicado divulgado el domingo en Washington.
“Aunque el cargamento fue debidamente manifestado en conformidad con discusiones y entendimientos previos, inesperadamente las autoridades argentinas entablaron una búsqueda prolongada y detallada del cargamento del avión, reteniendo ciertos artículos”, agregó.
Estados Unidos solicitó la “devolución inmediata” de los artículos retenidos y pidió explicaciones sobre por qué Buenos Aires no abordó el incidente “a través de canales diplomáticos normales”.
El comunicado fue divulgado un día después de que Valenzuela telefoneara a Timerman para expresarle su “inquietud”, durante una conversación en la que el funcionario estadounidense no brindó al canciller detalles sobre el material incautado, según el ministro argentino.
No es la primera vez que un curso similar plantea problemas entre ambos países.
En agosto del pasado año, un curso sobre seguridad fue cancelado por orden de la embajadora de Estados Unidos en Buenos Aires, Vilma Martínez, porque el avión de las Fuerzas Armadas de EE.UU. no pudo descargar material que no había sido declarado previamente.
Según medios locales, este tipo de entrenamiento conjunto se estrenó en 1997, en la presidencia de Carlos Menem, y se mantuvo en 2002, con Eduardo Duhalde, pero se suspendió bajo el mandato de Néstor Kirchner (2003-2007) y se retomó en 2009, cuando Timerman era embajador de Argentina en Washington.
Además, el incidente coincide con la polémica desatada por las críticas del canciller argentino por la participación de efectivos de la Policía Metropolitana de Buenos Aires en un curso en “técnicas represivas” en El Salvador financiado por Estados Unidos.
Las afirmaciones de Timerman desataron un nuevo enfrentamiento con la oposición, que recordó que en la Academia Internacional para el Cumplimiento de la Ley (ILEA, por su sigla en inglés) en El Salvador también se adiestran efectivos de la Policía Federal argentina, bajo el mando del Gobierno de Fernández, y de otras fuerzas de seguridad del país.
También provocaron la reacción del presidente de El Salvador, Mauricio Funes, que negó que en la ILEA se enseñen técnicas represoras.
Aún no se había cerrado el debate, cuando altos funcionarios del Gobierno argentino cargaron de nuevo contra Estados Unidos tras la difusión de cables del Departamento de Estado que revelaron la preocupación de la embajada estadounidense por los niveles de corrupción en el país.
El jefe de Gabinete del Gobierno argentino, Aníbal Fernández, no dudó en tildar de “hermosos cachivaches” y “mamarrachos” a los diplomáticos estadounidenses.
EFE