Tras 33 días de cautiverio y diversas reacciones, a favor y en contra, el periodista francés Roméo Langlois, arribó este viernes a París; mientras que Colombia sigue a la expectativa de las declaraciones que el periodista entregue acerca de su experiencia y la situación del conflicto armado colombiano.
Al regresar a Francia, el reportero de France24 dijo que pensó durante su cautiverio en Íngrid Betancourt y demás víctimas de secuestro. Fue recibido por su familia y por la ministra de Cultura y Comunicación, Aurélie Filippetti.
El periodista, que no descarta trabajar ahora en Francia, había anunciado en Bogotá que la guerrilla le entregó una carta destinada al presidente francés.
La carta de la guerrilla, destinada al presidente francés, hace un llamado a «países amigos», sobre todo de Europa, para que ayuden a encontrar una solución negociada al conflicto interno de casi medio siglo en Colombia. «La guerrilla quiere que muchos países puedan aportar, sobre todo europeos. Quiere que otros países participen porque creen que sólo entre colombianos va a ser difícil», señaló Langlois.
En el documento, las Farc ofrecen excusas públicas por haberlo calificado como «prisionero de guerra». «Es la primera vez que piden disculpas y es muy importante que dejen claro que la prensa no es enemiga», explicó Langlois, al exhortar a sus colegas a «cubrir este conflicto que está cada vez más olvidado».
«Mi impresión sobre lo sucedido es que las Farc quieren la paz, pero no quieren cualquier paz. Pueden seguir dando plomo 50 años mas», dijo.
El día de su liberación, el comunicador dijo a medios colombianos que las Farc “fueron respetuosas” con él, aunque afirmó que con su secuestro “se hizo mucha política de lado y lado”.
Nunca me han amarrado, me han tratado como un invitado, me han dado buena comida con lo que tenían, han sido muy respetuosos”, afirmó el corresponsal de France 24
Agregó que “Ojalá el Ejército siga llevando gente (a los operativos militares), porque este conflicto no es cubierto (periodísticamente)”.
«Al principio pensé que mi retención era una pura formalidad y que me soltarían al cabo de dos o tres días», dijo el reportero.
A su juicio, la sucesión de declaraciones de los políticos colombianos y europeos y de las organizaciones no gubernamentales exigiendo su inmediata liberación “hicieron que la guerrilla se sintiera insultada” y decidiera aprovechar el golpe mediático que suponía el secuestro “para demostrar que siguen ahí y que el conflicto continúa”
En perfecto español, Langlois afirmaba, entre otras cosas, que reconoce el riesgo de su actividad como periodista, pero advierte que no sabía que la zona en que se encontraba era tan peligrosa.
“Uno sabe a qué se expone cuando hace este tipo de actividades. La verdad yo no pensaba que se iba a poner tan tremendo. Íbamos como a hacer un par horas. Ellos iban a registrar un laboratorio yo iba a hacer un par de tomas”, expresó Langlois.
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