Salud

La comida callejera es un hábito para el 56 % de los colombianos

El maíz, el trigo y la papa son parte del menú diario de las comidas de los colombianos de acuerdo al estudio realizado por McCann Worldgroup, en 25 ciudades de 18 países de América Latina con un total de 12 mil personas encuestadas. La comida de la calle es hoy un negocio lucrativo que genera -alrededor de 127 mil millones de dólares por año-.

Sin importar la clase social, los habitantes de Bogotá, Medellín y Cali comen en la calle de manera regular, lo hacen en medio del trabajo, en el hueco de la clase o de camino al trabajo, y dan como razón de su comportamiento la falta de tiempo y a veces el antojo.

La comida callejera o al paso en Colombia tiene como ingredientes principales las harinas y las carnes: el arroz, la papa, la carne: ya sea de cerdo o de res dentro de una masa es una manera práctica y sabrosa de saciar el hambre. Por esta razón, la arepa y la empanada, comidas al paso por excelencia para los colombianos, y reinas en la calle, tienen una y mil recetas, las combinaciones son infinitas y solo se ven limitadas por la imaginación y el paladar. Asimismo, el pan, pandebonos y pasteles son, por su buen sabor, alimentos que se han convertido en parte fundamental de la dieta regular del colombiano. El 20% de los consumidores encuestados en el país afirmó que comen en la calle más de una vez por semana.

El concepto de comida saludable tiene percepciones variadas, y para los colombianos, el secreto de lo saludable radica en las combinaciones que se hagan en el menú para compensar. De esta manera, una empanada o un frito si se toman con jugo de naranja o con yogurt, alivia la conciencia. Estos productos bien pueden encontrarse en el mismo lugar y en algunos casos hasta ofrecerce en combos. Lo saludable se encuentra en los ingredientes, no en las marcas, y esto es evidente en el estudio; ya que son nombrados productos como agua, té, fruta, arroz o fríjoles por encima de las marcas comerciales. El 42% de los colombianos afirmó que no recuerda ninguna marca de alimentos relacionados con la salud.

El precio es una de las constantes de la calle, por $3.000 pesos en promedio se puede acceder a una comida en Colombia, los precios los fija la competencia en la misma calle pero hay productos especiales que se ofrecen con beneficios suficientemente poderosos por los que las personas pagan con gusto 5 veces más de lo normal, es el caso de las bebidas energéticas locales que tienen listas de hasta 15 ingredientes “exóticos” y un valor de hasta $15.000.

La larga tradición de McCann por el conocimiento del consumidor ha detonado la integración de una plataforma global de estudios, el Truth Central, o Central de La Verdad. Esta central que lidera el estudio, ha logrado determinar que los habitantes de nuestro país, frecuentan generalmente los mismos lugares y desarrollan relaciones de confianza con los vendedores de los puestos ambulantes a quienes reconocen y recomiendan por su sazón. Una relación cercana que los lleva a pasar por alto dudas sobre el modo de preparación; solo el 28.52% de los colombianos declaran ser conscientes de los riesgos de ingerir comida en la calle, porque la higiene, la frescura y la calidad de los productos que consumen esta basada a partir de su experiencia: si una persona tiene una mala experiencia no volverá jamás y eso pasa en el restaurante más costoso y también en el puesto de la esquina.

Buscar la verdad en la calle es para McCann punto de partida ineludible para el trabajo de construir marcas que construyan el negocio de sus clientes, explicó, Álvaro José Fuentes, Presidente de McCann Worldgroup Colombia, quién además argumentó que “El estudio confirma la percepción de que el consumo al paso se ha convertido en una oportunidad importante de negocio para las marcas de alimentos y bebidas e identifica preferencias y actitudes específicas nacionales y regionales hacia estos, haciendo visibles nuevas oportunidades de acción para las marcas”.

El estudio arrojó que los puestos, los lugares de venta y los productos ofrecidos, cambian según el momento del día: frutas, jugos, ensaladas, cereales, café, buñuelos, arepas entre otros manjares son mañaneros. Contrario a la fritanga, la gallina, la pelanga (cocido compuesto por un picado de jeta (hocico de cerdo o res), guargüero –tráquea-, lengua y oreja de res) o la lechona (mezcla de carne de cerdo, arveja frita y arroz cocinada y presentada dentro del cuero del cerdo, preferidos para el almuerzo. Las obleas, la pizza, la hamburguesa y el perro caliente pertenecen al final del día. Todo con un sólo objetivo, acabar con el hambre y el antojo del momento, los cuales varían con el pasar de las horas.