Una investigación realizada por la Universidad de la Sabana, que consintió en encuestar a 714 estudiantes de nueve entidades educativas, reveló datos de gran importancia sobre el uso y administración de los ingresos de los estudiantes.

El estudio para la tesis realizada por María Fernanda Rebellón y Marcela Salcedo reveló que los ingresos económicos de los estudiantes universitarios de la ciudad se encuentran entre 200 mil y 1 millón de pesos, según sus condiciones socioeconómicas.

El 38% tiene ingresos entre $200.000 y $400.000, el 24% entre $400.000 y $600.000, el 20% entre $600.000 y $800.000 y finalmente el 5% disfruta de una mesada superior al millón de pesos.

El informe además señala, que solo el 20% de los adolescentes trabaja y que el 2% tiene un amparo económico por becas.

Las estudiantes afirmaron además que “nueve de cada diez jóvenes universitarios de Bogotá depende económicamente de la mesada familiar”.
“Pese a que los estudiantes, en su gran mayoría, siguen siendo mantenidos hay un 20% de ellos que trabaja para sostener sus gastos. El 8% tiene un empleo formal los fines de semana en bares, discotecas o restaurantes; el 7% tiene un trabajo parcial; el 2,5% trabaja como monitor o asistente en la universidad; y el 2% vende productos en clase o hace trabajos a otros compañeros”, agregan Rebellón y Salcedo.

Una de las partes más interesantes del estudio revela que los recursos de los universitarios son gastados así: 69% en rumba, trago, cine, videojuegos o viajes, el 57% en subsistencia (comida, transporte, ropa, etc.), el 31% en fotocopias, libros, cuadernos y demás material académico; entre el 16% y el 8% de la plata la ahorran y el 2% la invierten en actividades de solidaridad.

La mayor diferencia entre universidades públicas y privadas se da en el gasto por diversión. Mientras que los estudiantes de instituciones privadas invierten en este rubro el 56% de sus recursos, los alumnos de las instituciones oficiales solo gastan en rumba, cine o viajes el 30% de los suyos.
Además, se identificó que los jóvenes de las universidades privadas ahorran más que los de las universidades oficiales. Mientras que los primeros ahorran el 10% de su dinero, los segundos no alcanzan a ahorrar ni un 1%.