Segunda delegación de víctimas exige “negociar la paz en medio de la paz”
Cuando Reinel Barbosa Cajicá quiso demostrarle a todos la crueldad de las minas “quiebra patas”, no pudo encontrar una mejor figura que quitarse la prótesis que los sigue por años, y ponerla sobre la mesa ante la mirada atónita de los negociadores del gobierno y las Farc.
“Soy víctima de una mina antipersona puesta por la guerrilla y de paso me vi obligado a desplazarme de mi región”, recordó Marley Orjuela anotando las palabras de este joven campesino, ajeno a la confrontación, en un pasaje inédito de lo que fue la segunda sesión de víctimas del conflicto.
Es que de nuevo este 18 septiembre estuvieron las víctimas en el Centro de Memoria Paz y Reconciliación. Como el primer conversatorio hace un mes largo con la primera delegación de víctimas que marchó a La Habana, esta vez cuatro mujeres de la segunda visita, compartieron con el público sus vivencias del encuentro.
Ellas eran Esperanza Uribe, viuda de Pablo Beltrán, uno de los doce funcionarios de la Justicia masacrados el 18 de enero de 1989 en La Rochela, por agentes del Estado y paramilitares, Gloria Gómez, directora de Asfaddes, hermana de Leonardo, el líder estudiantil desaparecido el 14 de noviembre de 1983.
Y también la incansable Marley Orjuela, de la Asociación de Familiares de Policías y Militares secuestrados por la guerrilla, y Yessika Hoyos, de Hijos e Hijas y cuyo padre, el sindicalista Jorge Dario Hoyos Franco fuera asesinado en 2001.
Narraron no solo escenas dramáticas como la de Reinel sino que comentaron las propuestas que llevaron a la capital cubana cada una en nombre suyo o de sur organización y después de aclarar que toda la delegación de los doce, nueve mujeres, fue recibida por las partes negociadoras con el mayor respeto y el compromiso de examinar todo lo expuesto.
Orjuela, por ejemplo, señaló a la mesa de La Habana que le exigieron a las Farc que entregue los restos de los uniformados muertos en combate cuyos sitios conocen, entre ellos los del policía Luis Fernando Peña, quien se fugó de un campamento en 2003.
Así mismo propuso una reunión de militares y policías liberados y guerilleros para intercambiar opiniones sobre la realidad de la guerra y los propósito de paz de los contendientes. Orjuela resaltó que la delegación le exigió a las partes pedir perdón a toda la nación por los daños causados.
Por su parte Gloria Gómez pidió al gobierno acelerar la búsqueda de los desaparecidos y formalizar los proceso de entrega digna de los cuerpos hallados y a los medios que visibilicen la tragedia de los detenidos desaparecidos que pasan de los cincuenta mil.
Esperanza Uribe se quejó ante los representantes del gobierno por el olvido e incumplimiento de las órdenes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que condenó al Estado por la masacre de La Rochela. “Nos han incumplido en materia de empleo a los familiares, planes de salud y educación”, señaló.
Yessika Hoyos indicó que en La Habana le reiteró al gobierno que debe comprometerse en la búsqueda de la verdad sobre la muerte de los sindicalistas que pasan de 2756, “sobre todo conocer quiénes fueron los empresarios beneficiados y promotores de estos crímenes”.
Hoyos denunció que los señalamientos del ex presidente Uribe en el debate de la víspera en el Senado contra la hermana de Erika Bautista, Yannet, desaparecida hace veinte años como guerrillera del ELN. “Responsabilizamos a este senador de cualquier cosa que le pueda pasar a Yannet, a quien de nuevo se victimiza”.
El panel de víctimas, como la primera delegación, por unanimidad le manifestó a la mesa de La Habana que no se deben levantar antes de llegar a un acuerdo final que ponga fin al conflicto y la necesidad de un pronto cese bilateral del fuego. “Negociar la paz en medio de la paz”, concluyeron todas.
Por Roberto Romero Ospina