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Papa Francisco pide a los católicos no caer en “el vértigo de la globalización de la indiferencia”

papa francisco–No dejarse encerrar en sí mismo y no caer “en el vértigo de la globalización de la indiferencia”, pidió el Papa Francisco a los católicos en un mensaje a propósito de la Cuaresma 2015, tras advertir que «estamos saturados de noticias e imágenes tremendas que nos narran el sufrimiento humano y, al mismo tiempo, sentimos toda nuestra incapacidad para intervenir».

El Pontífice señaló que uno de los desafíos más urgentes del momento es el de la globalización de la indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios, que, afirma, “es una tentación real también para los cristianos”.

Por eso en su mensaje, titulado “Fortalezcan sus corazones”, el Papa insta a los cristianos a cambiar de mentalidad, tras señalar que “cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen”.

Advierte que esta «actitud egoísta, de la indiferencia», «ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos», precisa.

Y para no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de impotencia, Francisco recuerda que es indispensable la oración, la caridad y la conversión.

¿Qué podemos hacer para no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de impotencia?, se pregunta el jefe de la iglesia católica y se responde:

En primer lugar, podemos orar en la comunión de la Iglesia terrenal y celestial. No olvidemos la fuerza de la oración de tantas personas. La iniciativa 24 horas para el Señor, que deseo que se celebre en toda la Iglesia —también a nivel diocesano— en los días 13 y 14 de marzo, es expresión de esta necesidad de la oración. En segundo lugar, podemos ayudar con gestos de caridad, llegando tanto a las personas cercanas como a las lejanas, gracias a los numerosos organismos de caridad de la Iglesia. La Cuaresma es un tiempo propicio para mostrar interés por el otro, con un signo concreto, aunque sea pequeño, de nuestra participación en la misma humanidad. Y, en tercer lugar, el sufrimiento del otro constituye un llamado a la conversión, porque la necesidad del hermano me recuerda la fragilidad de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos. Si pedimos humildemente la gracia de Dios y aceptamos los límites de nuestras posibilidades, confiaremos en las infinitas posibilidades que nos reserva el amor de Dios. Y podremos resistir a la tentación diabólica que nos hace creer que nosotros solos podemos salvar al mundo y a nosotros mismos.

Agrega que “la conversión sin la caridad no tiene ningún sentido, al final si la conversión no se traduce en hechos concretos es todo palabras y las palabras se las lleva el viento”.

«Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos a Dios porque él nos amó primero» (1 Jn 4,19). Él no es indiferente a nosotros. Está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos. Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede», subraya.

En su Mensaje – fechado en el Vaticano, el 4 de octubre de 2014 Fiesta de san Francisco de Asís – el Obispo de Roma, desea que se celebre en toda la Iglesia el próximo 13 de marzo, que coincide con el segundo aniversario de su elección pontificia, la iniciativa «24 horas con el Señor», cuyo lema este año es «Dios rico en misericordia».

Además, el Papa Francisco anima a las parroquias y a las comunidades cristianas a ser “islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia”.

“La Cuaresma–destaca el Papa– es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra de Dios y cuando recibimos los sacramentos, en particular la Eucaristía. En ella nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En él no hay lugar para la indiferencia, que tan a menudo parece tener tanto poder en nuestros corazones.