La historia de las comunidades afrocolombianas, en las últimas cinco décadas en Colombia, ha estado marcada por las amenazas, por un reto creciente de defensa de la vida y el impacto del conflicto armado, en departamentos como el Chocó, Bolívar, Nariño, Cauca y Antioquia entre otros, que les obligó a engrosar la lista de desplazados y «la larga» lista de víctimas de la violencia.

Su historia, su problemática social y económica se hizo visible este jueves, en el marco del Día Nacional de Víctimas, que se adelantó en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional con la presencia del presidente del senado José David Name, el ministro del Interior Juan Fernando Cristo, la presidente de la Fundación de Victimas Visibles Diana Sofía Giraldo y hombres y mujeres afrocolombianas, de los cuatro puntos cardinales del país.

De acuerdo a las estadísticas público-privadas un 25 por ciento de la población colombiana, es de raza negra, asentada en la región Caribe y la región pacífica, lo que representa más de 13 millones de personas, que le apuntan hoy, desde las regiones, a edificar una paz viable sostenible, a partir de un posconflicto con un alto contenido social.
«La comunidad afrocolombiana ha sido victimizada y agredida de manera integral por el paso del tsunami de la violencia en departamentos como el Chocó, donde además, de la pobreza sacude su estructura e invita al Estado, a edificar el posconflicto con rostro humano», dijo Juan Carlos Murillo un hombre de 42 años, que perdió a su familia en un atentado terrorista de las FARC, en cercanía del municipio de Bojayá.

En sus palabras, se refleja tristeza –cada vez que recuerda el episodio que cambió su vida en el año 2009_ «Hoy, es vital que el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos vele por la protección física y jurídica de los territorios y las comunidades afrocolombianas», sostuvo.

Además fue más allá, al recalcar que es urgente y prioritario en el marco de la ley de víctimas, implementar el «acelerador» en la atención a la población afrocolombiana, bajo un enfoque diferencial, con una inclusión de las personas de la tercera edad, mujeres, niños y niñas –huérfanos-

En este grupo poblacional tienen asiento esta comunidad, negra, raizal y palenquera. «Si se adopta esta línea de acción, la reparación de las victimas será de mayor impacto en departamentos como el Chocó, el Valle del Cauca, Bolívar, Cauca o Nariño, que tienen la esperanza que las políticas públicas que se adopten en el posconflicto, posean un rostro humano, con una alta dosis de equidad social».

Los 60 procesos de organizaciones – de población afrocolombiana- en situación de desplazamiento en el país, contribuyen en la actualidad, de manera individual y colectiva, en la puesta en marcha de un enfoque diferencial que requiere un proceso.

«Hay que repensar nuestro modelo de vida, a partir de la edificación de la paz, debe y necesita fortalecerse. «Hoy, acompañamos al presidente Santos en su propósito de alcanzar la paz. Lo que reclamamos desde el Congreso es ser más visibles, con mayor interlocución y que se nos entregue herramientas, para hacer actores de cambio desde las regiones», subrayó el señor Juan Carlos Murillo.