El director de cine español Vicente Aranda ha muerto en la madrugada de este martes en Madrid a los 88 años, informa la cuenta en Twitter de la Academia de Cine. Nacido en Barcelona en 1926, Aranda fue galardonado con el Goya a la Mejor Dirección en 1992 por su película Amantes, protagonizada por Victoria Abril -con la que llegó a trabajar hasta en 12 ocasiones-, Jorge Sanz y Maribel Verdú, entre otros.
Aranda, nacido en Barcelona el 9 de noviembre de 1926, fue el director de películas como Amantes (1991) — exitazo protagonizado por Victoria Abril, Jorge Sanz y Maribel Verdú y con la que ganó los goyas, a la Mejor Película y Mejor dirección—, La pasión turca (1994) o Juana la Loca (2001). Aranda, padre de dos hijas, seguía viendo hasta hace poco dos o tres películas diarias y decía que le gustaba sobre todo trabajar, aunque también disfrutaba comiendo, y le divertía mucho la amistad. La capilla ardiente con sus restos mortales está instalada en el tanatorio de la M-30 en Madrid.
En sus 25 largometrajes a los que habría que añadir los espléndidos trabajos que hizo para televisión —Los jinetes del alba y El crimen del capitán Sánchez— mostró una visión de la vida y de España amarga y realista, irónica y lúcida. El barcelonés comenzó en el movimiento renovador que supuso la llamada Escuela de Barcelona —Fata Morgana (1965)—, más tarde en plena libertad creadora –Cambio de sexo (1976), La muchacha de las bragas de oro (1979), Fanny Pelopaja (1984), Amantes (1991)– solía mostrar a personajes infelices que con frecuencia encontraban su liberación a través del sexo: “La no felicidad puede ser más creativa, más enriquecedora”, opinó en una entrevista.
Galardonado con el Premio Nacional de Cinematografía (1988), su carrera estuvo jalonada de tropiezos y de grandes éxitos como fueron las dos partes de El Lute, o su ácida versión de las relaciones amorosas en La pasión turca (1994), La mirada del otro (1997), Celos (1999) o Juana la loca (2001). Inspirado con frecuencia en novelas, de Juan Marsé especialmente, y también de Vázquez Montalbán, Antonio Gala o Fernando Delgado y en clásicos como Carmen (2003) o Tirante el blanco (2006), Aranda conseguía traducir los textos ajenos en obras propias. En ellas nunca estuvo ausente el humor a pesar de su carácter aparentemente huraño, de perenne cascarrabias. A lo que él respondía: “Es algo que da la edad”. Ante su fama de obseso sexual por sus obras, decía con sorna en las entrevistas: “El sexo me interesa; eso por descontado”. De sus películas señalaba que eran “como el vino: mejoran con los años”.
En su filmografía destacan también Las crueles (1969), La novia ensangrentada (1972) —de la que el director estadounidense Quentin Tarantino dijo que era una de sus “películas de referencia”—, Clara es el precio (1974), Asesinato en el Comité Central (1982), Tiempo de silencio (1986), El Lute, camina o revienta (1987), El Lute, mañana seré libre (1988), El amante bilingüe (1992), Libertarias (1996), Juana la Loca (2001) y Carmen (2003). En 2007 realizó Canciones de amor en Lolita’s Club, basada en la novela de Juan Marsé, su cuarta adaptación, en la que volvió a incluir fuertes escenas de sexo.
“No pesan los rodajes, pesan los años”, dijo. El guion del filme, que incluía numerosos cambios respecto a la novela, motivó que Aranda y Marsé tuvieron algunas diferencias porque el escritor creía que el director tenía fijación por lo escatológico y lo erótico de sus libros. “En lo erótico, sí; en lo escatológico, no”, le replicó. Su última obra fue Luna caliente (2009), con Eduard Fernández.