–Teniendo como “marco” la catástrofe ambiental causada por los últimos atentados terroristas, los cabecillas de las Farc que participan en las negociaciones de La Habana ratificaron que no aceptan el llamado “Marco Jurídico para la Paz”, pues afirman que “la paz está por encima de intereses personales y visiones jurídicas que llenan de obstáculos el camino de la reconciliación”. Además reclaman amnistía general e indulto.
Como se recuerda, el pasado fin de semana el gobierno nacional desmintió haber llegado a un acuerdo para apartarse del Marco Juridico para la Paz, tal como lo afirmaron los negociadores de las Farc.
Ahora, sin embargo, los cabecillas del grupo guerrillero desde la capital cubana precisan:
“En diálogo con los plenipotenciarios del Gobierno en La Mesa de Conversaciones, hemos resuelto, apartándonos del Marco Jurídico para la paz, optar por un sistema integral de verdad, justicia, reparación integral y no repetición, que considere el delito político con sus más amplias conexidades; y en ese camino de construcción andamos”.
“El fundamentalismo jurídico obstaculiza, casi hasta lo imposible, un eventual Acuerdo Final”, indican y agregan: “El derecho penal del enemigo no podrá interponerse a la gran marcha de la patria por la paz” y que “por encima de las prisiones, por encima de esas leyes fabricadas que solo sirven para enredar a los débiles y de ninguna traba a los fuertes, está el restablecimiento de la concordia y el sueño colectivo de prosperidad”.
Además insisten en que “la rebelión armada es un derecho natural, universal” y que “ella está guarnecida por la amnistía general y el indulto”.
Los pronunciamientos los hacen en un escrito publicado en internet en el cual relatan un encuentro que sostuvieron con el humanista Ravi Shankar en La Habana, a propósito de lo cual sostienen que “los valores humanos deben ser elevados a las más altas cumbres de la dignidad, y el fundamental es el de la vida”.
También dicen que “el odio y la venganza, la ley de talión, deben hacerse a un lado para que los colombianos podamos culminar los diálogos con un nuevo contrato social sustentado en principios de humanidad.
“Coincidimos con el maestro Shankar, en que en el fondo, todos somos víctimas”, subrayan. “Y si partimos de esa comprensión, podremos dejar atrás, amarrada en el pasado, una historia triste de violencia que no ha de repetirse, porque la sociedad ha dicho nunca más”.
Y concluyen: “Deseamos avanzar en las conversaciones de paz de La Habana, rodeados del ambiente benéfico de un cese al fuego, que nos ahorre más victimizaciones inútiles y permita unas conversaciones en un ambiente de sosiego por el silenciamiento de las armas”.
En un escrito aparte, alias Marco león Calarcá, se refiere a la responsabilidad del grupo guerrillero en el desangre causado en el país a lo largo de más de 50 años.
“Según se dice, Colombia entera está decidida por penas para la insurgencia, desde cárcel hasta las denominadas alternativas, pero en todo caso castigo para el accionar guerrillero. Por fortuna, acá a La Mesa en La Habana, llegan otras voces y percepciones que desmienten esa supuesta unanimidad pretendida y trabajada por los llamados formadores de opinión”, reseña.
Sin embargo subraya que “desde estudios sesgados por financiación, hasta independientes con apreciables niveles de objetividad y realismo y otros comprometidos con la causa de la paz como el informe de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, son concluyentes en la responsabilidad del Estado y sus diferentes gobiernos del conflicto social, armado, político y cultural que vivimos. Se incluye el paramilitarismo como política de Estado”.
Luego precisa que las Farc “es reiterativa en su disposición a asumir sus responsabilidades por afectación a terceros con sus acciones de guerra” y cita el siguiente ejemplo: “pidió perdón públicamente a la comunidad de Bojayá por el lamentable error cometido”.
Además afirma que “ninguna acción está dirigida a dañar a la población civil” y concluye señalando que “en ese clima de responder por las acciones, se presenta un posible escenario, la firma del Acuerdo Final. Encontramos ahí una verdadera madeja de narcotráfico, intereses políticos, aspiraciones de clase y falta absoluta de ética y moral”.