El 29 de marzo de 2011, el conductor Juan Carlos Barahona Romero salió de Medellín en un camión de placas SWO 176, cargado con productos de belleza con rumbo a Bogotá. Eso fue lo último que su familia supo de él hasta cuando el el 2 de abril del mismo año fue encontrado su cadáver en zona rural del municipio de Copacabana (Antioquia).

Además, el vehículo, sin la carga, fue encontrado en el barrio Belén Altavista, de la capital antioqueña.

Por estos hechos aceptó cargos y fue sentenciado a 17 años y 10 meses de prisión el patrullero de la Policía Nacional Carlos Julián Pinzón Hernández, alias Pinzón o Perrito, quien prestaba servicios de vigilancia en el vecino municipio de Bello.

Los investigadores establecieron que el uniformado hacía parte de una organización criminal conocida como La Banda de Pachelly, que delinque en el norte del Valle de Aburrá. Se determinó además que alias Perrito inspeccionaba los camiones que cruzaban por su jurisdicción y luego de verificar la carga, avisaba al resto de la banda para que los interceptaran y se apoderaran de las mercancías.

Pinzón Hernández aceptó los cargos que le formuló la Fiscalía y fue sentenciado por el Juzgado Quinto Penal del circuito de Medellín por los delitos de homicidio, secuestro simple, falsedad documental y concierto para delinquir agravado.

Por los mismos hechos ya fue sentenciado a 60 años de prisión el también patrullero Robín Humberto Quintana Murcia. En el mismo fallo también fueron condenados a 59 años de prisión los particulares Óscar Wílmar López, alias La Rosca, y María Elena Gallego Alzate, decisión que fue confirmada en segunda instancia por la Sala Penal del Tribunal Superior de Medellín.