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Papa Francisco en la Casa Blanca: «Yo soy hijo de una familia de inmigrantes»

PAPA FRANCISCO- CASA BLANCA–El Papa Francisco en uno de sus primeros discursos en tierra estadounidense, ante el presidente Barack Obama en la Casa Blanca, se presentó como “hijo de una familia de inmigrantes” y declaró su alegría de estar en este país que “ha sido construido en gran parte por tales familias”, a tiempo que ofreció un claro apoyo al programa de regulación del mandatario para luchar contra el cambio climático.

Hablando en inglés, el Papa expresó su deseo de escuchar y compartir las esperanzas y sueños del pueblo norteamericano y citó algunos eventos destacados de su permanencia en esta nación, entre ellos en el Congreso, en donde dijo que espera “transmitir palabras de aliento a los encargados de dirigir el futuro político de la Nación en fidelidad a sus principios fundacionales”.

Igualmente se refirió a su visita a Filadelfia con ocasión del Octavo Encuentro Mundial de las Familias, “para celebrar y apoyar a la institución del matrimonio y de la familia en este momento crítico de la historia de nuestra civilización”.

Entre tanto, al dar la bienvenida al Papa por su primer viaje a los Estados Unidos, el presidente Obama le dio las gracias por su ayuda para facilitar el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba y lo elogió por hablar por el mundo más empobrecida.

“Santo Padre, estamos agradecidos por su inestimable apoyo a nuestro nuevo comienzo con el pueblo cubano, que ofrece la promesa de mejores relaciones entre nuestros países, una mayor cooperación en todo el continente y una vida mejor para el pueblo cubano”, subrayó Obama.

«Santo Padre, nosotros que tenemos una obligación sagrada para proteger nuestro planeta recuerdamos este magnífico regalo de Dios para nosotros», dijo. «Apoyamos el llamado a todos los líderes del mundo para apoyar a las comunidades más vulnerables al cambio climático y de unirse para preservar nuestro precioso mundo para las generaciones futuras», subrayó.

En su discurso, el Papa Francisco evidenció la importancia del compromiso de los católicos del país y de los conciudadanos en la construcción de una sociedad verdaderamente tolerante e incluyente, “en la que se salvaguarden los derechos de las personas y las comunidades, y se rechace toda forma de discriminación injusta”.

Haciendo referencia a la iniciativa del Presidente Obama para reducir la contaminación atmosférica, trajo a colación la última encíclica sobre el cuidado de la casa común y animó a “hacer los cambios necesarios para lograr un desarrollo sostenible e integral”, y afirmó que “la humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común”.(Laudato si’, 13)

Por último el Obispo de Roma habló los esfuerzos realizados recientemente para reparar relaciones rotas y abrir nuevas puertas a la cooperación dentro de nuestra familia humana, “pasos positivos”, dijo, en el camino de la reconciliación, la justicia y la libertad, y expresó su deseo de que “todos los hombres y mujeres de buena voluntad apoyen las iniciativas de la comunidad internacional para proteger a los más vulnerables y para suscitar modelos integrales e inclusivos de desarrollo”. “Tengo puestas grandes esperanzas en estos días en su país – concluyó Francisco–. ¡Que Dios bendiga a América!”

El texto integral del discurso del Santo Padre es el siguiente:

Señor Presidente:

Le agradezco mucho la bienvenida que me ha dispensado en nombre de todos los ciudadanos estadounidenses. Como hijo de una familia de inmigrantes, me alegra estar en este país, que ha sido construido en gran parte por tales familias. En estos días de encuentro y de diálogo, me gustaría escuchar y compartir muchas de las esperanzas y sueños del pueblo norteamericano.

Durante mi visita, voy a tener el honor de dirigirme al Congreso, donde espero, como un hermano de este País, transmitir palabras de aliento a los encargados de dirigir el futuro político de la Nación en fidelidad a sus principios fundacionales. También iré a Filadelfia con ocasión del Octavo Encuentro Mundial de las Familias, para celebrar y apoyar a la institución del matrimonio y de la familia en este momento crítico de la historia de nuestra civilización.

Señor Presidente, los católicos estadounidenses, junto con sus conciudadanos, están comprometidos con la construcción de una sociedad verdaderamente tolerante e incluyente, en la que se salvaguarden los derechos de las personas y las comunidades, y se rechaza toda forma de discriminación injusta.

Como a muchas otras personas de buena voluntad, les preocupa también que los esfuerzos por construir una sociedad justa y sabiamente ordenada respeten sus más profundas inquietudes y su derecho a la libertad religiosa. Libertad, que sigue siendo una de las riquezas más preciadas de este País. Y, como han recordado mis hermanos Obispos de Estados Unidos, todos estamos llamados a estar vigilantes, como buenos ciudadanos, para preservar y defender esa libertad de todo lo que pudiera ponerla en peligro o comprometerla.

Señor Presidente, me complace que usted haya propuesto una iniciativa para reducir la contaminación atmosférica. Reconociendo la urgencia, también a mí me parece evidente que el cambio climático es un problema que no se puede dejar a la próxima generación.

Con respecto al cuidado de nuestra «casa común», estamos viviendo en un momento crítico de la historia. Todavía tenemos tiempo para hacer los cambios necesarios para lograr «un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar» (Laudato si’, 13).

Estos cambios exigen que tomemos conciencia seria y responsablemente, no sólo del tipo de mundo que podríamos estar dejando a nuestros hijos, sino también de los millones de personas que viven bajo un sistema que les ha ignorado.

Nuestra casa común ha formado parte de este grupo de excluidos, que clama al cielo y afecta fuertemente a nuestros hogares, nuestras ciudades y nuestras sociedades.

Usando una frase significativa del reverendo Martin Luther King, podríamos decir que hemos incumplido un pagaré y ahora es el momento de saldarlo.

La fe nos dice que «el Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común» (Laudato si’, 13). Como cristianos movidos por esta certeza, queremos comprometernos con el cuidado consciente y responsable de nuestra casa común.

Los esfuerzos realizados recientemente para reparar relaciones rotas y abrir nuevas puertas a la cooperación dentro de nuestra familia humana constituyen pasos positivos en el camino de la reconciliación, la justicia y la libertad. Me gustaría que todos los hombres y mujeres de buena voluntad de esta gran Nación apoyaran las iniciativas de la comunidad internacional para proteger a los más vulnerables de nuestro mundo y para suscitar modelos integrales e inclusivos de desarrollo, para que nuestros hermanos y hermanas en todas partes gocen de la bendición de la paz y la prosperidad que Dios quiere para todos sus hijos.

Señor Presidente, una vez más, le agradezco su acogida, y tengo puestas grandes esperanzas en estos días en su País. ¡Que Dios bendiga a América!