El verano afecta todo a su paso, las fuentes hídricas están cada vez más secas, los forrajes parecen una especie en vía de extinción, los animales mueren y muchas hectáreas de tierra han quedado parcial o totalmente afectadas.
“Es tiempo y es dinero de los productores, de gente que con esfuerzo y trabajo procura brindar las mejores condiciones a sus animales y que con resignación han tenido que ver como por la falta de medidas y la inclemencia del cambio climático sus pasturas han desaparecido”, describió Rodolfo Montoya, coordinador de Enlace Regional del Fondo Nacional del Ganado, FNG, administrado por la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán.
Según sus palabras, muchas de esas hectáreas tardarán inclusive años en recuperarse y algunas incluso no volverán a ser productivas, lo que agrava el panorama de un importante grupo de ganaderos, especialmente los de la región Caribe.
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