El singular fenómeno tuvo lugar el pasado miércoles en la vereda Las Playas del municipio de Barbosa, norte del Valle de Aburrá.

El médico veterinario que atendió el caso, Gerardo Gómez Gómez, explicó que la vaca que estaba en proceso de parto “llevaba 10 horas tratando de dar a luz y no podía. Entonces procedí a hacer la extracción forzada del feto y me llevé la sorpresa de mi vida”.

Fue en ese momento en que Gómez recibió el ternero con dos cabezas, pero de inmediato se percató de que las posibilidades de supervivencia del animal eran nulas por su malformación y por las difíciles condiciones del parto.

“Lo que ocurrió fue que hubo una malformación fetal por una división parcial en el óvulo. Si el proceso hubiera terminado habrían sido gemelos. Pero en estos casos, el resultado es incompatible con la vida”, señaló el médico.

“Ya hay abundante literatura sobre los casos. Se sabe que no son hereditarios y precisamente por eso son muy escasos”, agregó.

Tras su deceso el ternero fue enterrado, a petición de la familia propietaria del animal.