Bogotá batió récord en chatarrización de vehículos de servicio público el año pasado al desintegrar 4 veces más el número de buses y busetas logrado en la administración anterior.
Según el balance de este proceso de la Secretaria Distrital de Movilidad, en el 2008 fueron chatarrizados 919 automotores, 139 están listos para ser desintegrados y 282 más están en la lista de revisión de documentos.
Los incentivos y precios atractivos que se ofrecieron dentro de este proceso hicieron que los transportadores se decidieran a postular sus vehículos para su chatarrización, atendiendo la convocatoria del Distrito.
Ya son 919 buses viejos menos que circulan por las calles de la ciudad. Después de más de 12 años al servicio de los capitalinos, sus dueños decidieron convertirlos en chatarra. Con esto se supera ampliamente la cifra de 324 vehículos desintegrados durante los 4 años de la pasada administración.
Los propietarios se acogieron a los estímulos económicos y decidieron sacar sus vehículos del servicio tras varios años de uso, con lo que contribuyen al mejoramiento de la movilidad y la calidad del medio ambiente de la ciudad.
Para Raúl Suárez, dueño de uno de los buses desintegrados, con el programa ‘Chatarrice y Gane’, el Distrito creó un estímulo que les hizo tomar la decisión.
“Así ganamos todos, se descongestiona la ciudad y la gente se motiva a desintegrar los carros”, reconoció Juan Rodríguez, propietario de uno de los buses destruidos.
El éxito de la campaña ‘Chatarrice y Gane’ hizo que fuera necesario autorizar una segunda planta desintegradora, donde son chatarrizados 100 vehículos cada semana.
En fila están otros 139 buses que en los próximos días correrán con la misma suerte luego de que sus partes no metálicas sean removidas y sus documentos, talla y peso, examinados. Otros 282, que serán desintegrados, ya están en la lista de revisión de documentos.
En el año que terminó 66 empresas transportadoras transfirieron al Fondo de Factor de Calidad más de 93 mil millones de pesos, recursos con los que se podrá continuar el proceso de chatarrización que promueve la administración distrital.
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