Bogotá

Abuelos impulsan la medicina natural en Bogotá

abuelo
Todos los martes la sala de lectura de la biblioteca Las Ferias se anima con las voces de abuelos y abuelas que hablan del cidrón, la hortiga, la manzanilla, la sábila, la pringamosa, entre otras plantas con propiedades curativas. Se trata del Club del Adulto Mayor que recopila saberes sobre estos remedios naturales tradicionales.

“En mi casa me dicen yerbatero porque soy un creyente de la medicina natural”, dice Pablo Emilio Forigua, de 70 años, mientras dibuja con sus compañeros un mural que muestra las propiedades de la caléndula.

Es precisamente a esta planta a la que le debe estar de pie, pues le curó una infección causada por pisar una puntilla oxidada cuando apenas tenía ocho años. Para Pablo, el secreto de los remedios naturales está en la fe con la que se usen. “Si la persona cree que le va a curar el mal de amor, se lo cura”.

Estos adultos mayores quieren que las nuevas generaciones tengan estos conocimientos, pues consideran que la medicina química tradicional es más costosa y a veces no está a la mano para dolores de cabeza, de estómago, quemaduras de sol, gripa, entre otras enfermedades comunes.

“Las plantas no son tan dañinas como las pastillas que le arreglan una cosa pero le desbaratan la otra”, asegura María Giraldo Ramírez, de 65 años, quien también valora este espacio como un intercambio de ideas constante.

“Muchas veces uno conoce las plantas y no sabe para qué sirven. Aquí se da una opinión, otro la complementa y así uno aprende”, dice María.

Hablar de las plantas medicinales fue la excusa que usó Alejandra Parra, promotora cultural de la biblioteca para acercar a los adultos mayores al mundo de las letras. “Leer trasciende los libros. Puedes leer las personas, las situaciones, y hablar de estos temas es otra manera de generar inquietudes en ellos”, asegura Alejandra.

Cada mes el grupo aborda una temática diferente, pero desde enero se está haciendo énfasis en las plantas, su importancia para el ambiente y sus propiedades para el bienestar humano. “Yo aporto lo de los libros, pero los abuelitos tienen años de experiencia, entonces ellos son en realidad los dueños de la sesión”, dice la promotora.

En muchos participantes las sesiones han encendido la curiosidad de ir más allá y superar sus limitaciones. Ejemplo de esto es Elvia María Quiroga, de 86 años, quien participa activamente hace dos años en este espacio. “Yo vengo del campo y no alcancé a cumplir un año en la escuela. Aquí vine a aprender a leer y he practicado. En mi casa me pongo tarea con mis libritos. Vine a perder el miedo”, dice sonriendo animadamente.

Para los adultos mayores ésta también es una oportunidad de combatir los imaginarios que apuntan a que la edad es una barrera para sentir, crear y vivir. “Tenemos muchos años, pero no somos vejestorios, no somos inútiles”, puntualiza Pablo.

La biblioteca Las Ferias hace parte de la red de bibliotecas públicas del Distrito Biblored, que también ofrece una variada programación para adultos mayores.