Las Farc reafirman rechazo al plebiscito e insisten en una Constituyente
–Argumentando que es «improcedente», porque «la paz no es plebiscitable», las guerrillas de las Farc reafirmaron su rechazo «al llamado plebiscito por la paz», que se propone adelantar el presidente Juan Manuel Santos para refrendar los eventuales acuerdos de La Habana. En su defecto insisten en la Asamblea Nacional Constituyente, no como instrumento refrendatorio, sino como un paso necesario para la implementación de lo que se acuerde con el gobierno.
Según los cabecillas del equipo negociador, «en ningún momento las Farc han negado la posibilidad de un mecanismo de una refrendación que incluya la consulta al electorado», pero «en lo que hemos sido enfáticos es en la improcedencia del llamado Plebiscito por la Paz».
Al efecto establecen tres razones, así:
1) Por cuanto somete un fin mismo de la nación y derecho fundamental, al escrutinio de las urnas, yendo en contravía de la misma constitución, porque es que la paz no es plebiscitable;
2) Por su improcedencia legal, ya que otorga al plebiscito potestades aprobatorias sobre materias que nos son resorte del ejecutivo como el cúmulo de reformas constitucionales y legales derivadas de los acuerdos; y,
3) Por cuanto ha sido una propuesta no definida por la Mesa, que entraría en contradicción con la ya aprobada categoría del Acuerdo Especial.
También aclaran «que la aprobación de la categoría de Acuerdo Especial o la exploración de los mecanismos de refrendación, no significan que hayamos retirado la bandera de la ANC (Asamblea Nacional Constitutuyente).
Las precisiones las hicieron los integrantes del equipo negociador de las Farc en un mensaje que enviaron a una conferencia del Comité Distrital del Partido Comunista Colombiano que se realiza en Bogotá.
En el escrito, señalan que «la Asamblea Nacional Constituyente no es un instrumento refrendatorio, sino que es un punto de llegada del proceso de paz, un paso necesario para la implementación de lo acordado y para la participación plena del constituyente primario, redoblando así la seguridad jurídica y política, mas el efectivo desarrollo de los acuerdos».
«No estamos hablando de una ANC para aprobar el Acuerdo Final, que ya tendría fuerza vinculante con la mera firma de las partes, sino que es un ejercicio de poder constituyente para adaptar la institucionalidad del país a esta nueva etapa histórica para la que se está preparado: la paz.
¿Cómo se piensa entonces resolver el numeral 3.5 de la Agenda que trata sobre las reformas y ajustes institucionales necesarios para la paz, sino es a través de una ANC?, preguntan y agregan:
Tampoco es cierto que sea una ANC para las Farc, sino para posibilitar la participación efectiva del más variado espectro de expresiones sociales y políticas hoy excluidas del régimen vigente, para lo cual deberán acordarse las medidas del caso para que todos estemos representados, y en cuya construcción esperamos encontrarnos con todos los sempiternamente excluidos y con todos los amigos de la paz.
«Con estas dos claridades», añaden «dos comentarios finales sobre el escenario del post-acuerdo», así:
-No hemos librado una lucha de más de medio siglo para quedarnos encerrados en cárceles a cielo abierto, ni para hacer política en recónditos parajes con dantas y churucos.
-En la Mesa está en discusión nuestra reincorporación política, económica y social, no nuestra exclusión de la vida política, económica y social del país.
Así que–subrayan–, se equivocan los que en su afán editorial se apresuran a despedirse de nosotros y decirle “adiós a las Farc”, porque de lo que se trata de construir en el Acuerdo Final, es darnos la bienvenida para que en medio de garantías y condiciones de igualdad, podamos disputar el poder político al establecimiento.
Además reiteran que las Farc «no se desmovilizan, se transforman, se movilizarán ya sin armas, en tránsito a un nuevo movimiento político enraízado en las masas populares de campos y de ciudades, que espera confluir con el conjunto del movimiento democrático, rompiendo prevenciones y sectarismos, en una gran convergencia que prontamente sea alternativa para gobernar el país, fortaleciendo los cambios introducidos por los acuerdos de La Habana y produciendo las transformaciones democráticas que nuestro reclama».
Por otra parte dicen que «el proceso de implementación de los acuerdos no puede entenderse como una dádiva arrancada al Estado y sometida por ello a sus dinámicas burocráticas. Todos los componentes de la implementación, -incluidos los recursos- que permitan concretar lo acordado, debe ser definidos bilateralmente y con la participación protagónica de las comunidades», puntualizan.
En el mensaje también formulan entre otros los siguientes planteamientos:
-Nuestro combate armado, desde sus orígenes y su mismo inicio ha sido una lucha sostenida por la paz.
-Podemos expresar con profundo convencimiento, que la guerra que ha seguido hasta hoy, no es la solución.
-La construcción de la paz, ya empezada en el proceso de La Habana, es sin duda una gesta para potenciar las resistencias contra la guerra y contra todo aquello que la ha engendrado.
-Nadie puede hoy desconocer, que desde el mismo Programa Agrario del 20 de julio de 1964, el llamado de las FARC fue por el diálogo y la construcción de vías incruentas para la resolución del conflicto social armado que sembró entre nosotros la oligarquía.
-Hoy tras 32 años de búsqueda de la salida política y 3 procesos cancelados por las negativas del establecimiento, en La Habana se ha logrado labrar un camino que nos está conduciendo efectivamente a la finalización de la guerra.
-Sin duda podemos decir que en esta ocasión, hemos avanzado más que en cualquier otra oportunidad, pese a los escollos que aún quedan por sortear.
-Siempre hemos dicho que no viajamos a Cuba a rendirnos ni a entregarnos: En La Habana, hemos conversado y construido solidas bases para dar inicio a importantes transformaciones de nuestro país.
-Aun restan importantes debates sobre puntos esenciales sobre el punto 3 Fin del conflicto que deberán establecer los marcos de definición de asuntos como el Cese al Fuego bilateral y definitivo, lo mismo que sobre el tema de la dejación de armas, la Reincorporación de las Farc en lo político, lo económico y lo social, las 42 salvedades a los acuerdos parciales, la implementación y el presupuesto para el cumplimiento de lo ya acordado, así como el mecanismo de refrendación, asuntos todos estos, que solo pueden lograrse en medio del acompañamiento popular y democrático, para que las salidas a los mismos no sean imposiciones gubernamentales, sino consenso de las partes que prioricen el concurso de la sociedad.