–El líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, continúa este jueves su viaje de retorno a sus orígenes, en Santiago, la segunda ciudad de Cuba. En sentido contrario al de hace 57 años, cuando emprendió la revolución, ahora encabezando una caravana que traslada sus cenizas hasta el cementerio Santa Ifigenia.
El recorrido, en sentido contrario, de La Habana a la oriental ciudad de Santiago de Cuba- tiene el mismo signo de entonces, el de la victoria, reseña una nota de Mario Hubert Garrido, periodista de la agencia Prensa Latina, que reproducimos a continuación.
Las rutas, la primera iniciada por el Ejército Rebelde un 2 de enero de 1959, y la más reciente, desde el pasado 30 de noviembre, son definitivamente solemnes, plenas de símbolos, de multitudes enardecidas y comprometidas con cada momento y batalla que le tocó vivir.
El periplo es sobre todo reflejo de fidelidad al principal artífice de cada conquista, de cada sueño, por simple que parezca.
Desde la actual sede de las Fuerzas Armadas Revolucionarias partió el cortejo fúnebre, otra vez de verde olivo, con la bandera tricolor y la estrella solitaria como abrigo de quien apenas cambió de paisaje para viajar a la inmortalidad.
La trayectoria tiene rostros como los del 59, pero estos del siglo XXI son a ratos los del silencio, del espontáneo saludo militar de quien rinden cortesía al Jefe guerrillero, el de los aplausos, o el de diminutas insignias nacionales que agitan escolares uniformados.
En este periplo hacia la eternidad, Fidel vuelve a recorrer batallas épicas, por eso el desplazamiento por tierra acaricia territorios como los de las nuevas provincias de Mayabeque y de Artemisa, de donde salió el grueso de los expedicionarios del legendario yate Granma, que desde Tuxpan (México) en 1956 surcó el Mar Caribe hasta llegar a Las Coloradas, con su carga de libertad.
Entre otras latitudes también saluda a la localidad de Coliseo, desde donde en 1961 partieron milicianos a las arenas de Playa Girón para derrotar en 72 horas la invasión estadounidense.
La ruta acaricia además a Cárdenas, la ciudad natal del niño Elián González, ahora ingeniero, al que Fidel con el mundo de su lado logró rescatar de las garras de apátridas en Estados Unidos y entregarlo a su padre en Cuba.
En su peregrinaje, digno de convertirse en nueva referencia histórica, Fidel saluda otra vez al Cienfuegos del levantamiento popular del 5 de septiembre de 1957 y a Santa Clara, la ciudad del Che, en un primer alto, como para darle tiempo para conversar sobre el futuro con el Guerrillero Heroico.
Por toda la carretera central, esa suerte de columna vertebral de la Isla, la Caravana del Tributo llega a Camagüey, la cuna del Mayor General Ignacio Agramonte, y Fidel visitara tres veces en 1959 (4 de enero, 21 de octubre y 22 de noviembre) para hablarle al pueblo y también entregar escuelas y hospitales.
Como colofón, el andar cierra en el Santiago Rebelde, el de las montañas redentoras de la Sierra Maestra, el del Cuartel Moncada.
En el Oriente, Fidel acude al encuentro definitivo con el Héroe Nacional José Martí, quien una vez le contó que ‘la muerte no es verdad si se ha cumplido bien la obra de la vida’.